Muchos son los estudios que ponen de manifiesto los beneficios para la salud que aporta la adopción de mascotas, en especial aquellas tradicionalmente asociadas al hombre, como perros y gatos. Los perros, por ejemplo, tienen beneficios en todas las etapas de la vida; no solo dan compañía, también reducen el estrés de sus dueños, influyen en el desarrollo social, emocional y cognitivo de los niños, e incluso pueden detectar algunos problemas de salud incipientes, por ejemplo ataques epilépticos.
Pero no todo es bueno. Perros, gatos y otras mascotas pueden transmitir una cantidad considerable de agentes patógenos y provocar numerosas enfermedades, algunas de ellas graves, otras tan leves que pueden pasar desapercibidas.
Índice de contenido
1. Tiña
La tiña, o dermatofitosis, es una de las enfermedades más contagiosas que pueden pasar desde mascotas a los humanos. Se trata de una infección cutánea producida por diversos hongos del grupo de los dermatofitos.
En las mascotas produce lesiones en la piel y caída del pelo en parches aislados con una marca rojiza en el centro. En el humano es característico que aparezcan lesiones circulares enrrojecidas sobre la piel. La mejor prevención es evitar el intercambio de mantas, utensilios de aseo y otros objetos entre mascotas de diferentes dueños, ya que es muy contagiosa entre animales.
Los hongos dermatofitos causantes de la tiña pueden permanecer años en pelo y escamas cutáneas caídas y sobrevivir en suelo, madera y tejidos, motivo por el que es necesario extremar la limpieza y lavar de toda la ropa del hogar en agua caliente y de forma frecuente si hay tiña o se sospecha en alguna de nuestras mascotas.
2. Ascariasis
Uno de los parásitos intestinales más comunes en perros y gatos son los gusanos redondos, entre ellos algunos helmintos, como el Toxocara canis, y algunos nematodos, como el Ascaris lumbricoides. El T. canis puede pasar al humano pero es más raro, no así el A. lumbricoides, comúnmente llamados lombrices intestinales.
La infección por estos parásitos (ascariasis o ascaridiasis) es muy común, sobre todo en niños. Los huevos de ascaris llegan a la boca a través de manos, agua o alimentos contaminados, y al llegar al intestino eclosionan y se desarrollan los gusanos adultos. Una fuente muy habitual son las mascotas domésticas.
En los animales puede provocar diarrea, sangre en heces y vómitos. Es fácil ver los gusanos en las heces a simple vista. En los humanos puede pasar desapercibido si la infestación es muy leve, o producir síntomas muy molestos con dolor abdominal.
El tratamiento consiste en fármacos antiparasitarios, tanto para las mascotas como para sus dueños. Lavarse las manos tras tratar con mascotas es el método de prevención más básico y efectivo.
3. Anquilostomiasis
La anquilostomiasis es otra infección parasitaria intestinal producida por varios nematodos, principalmente Ancylostoma duodenale (la más frecuente en humanos) y Necator americanus. Aunque se suele describir como una enfermedad parasitaria humana, las mascotas pueden hacer de reservorio y vector de transmisión. En perros, por ejemplo, es común Ancylostoma caninum.
Los huevos liberados a través de las heces pueden crecer en el ambiente hasta gusanos inmaduros que penetran por la piel, pasan al pulmón y de aquí al intestino donde se desarrollan hasta la forma adulta.
En los animales suelen producir diarrea y pérdida de peso, mientras que en el humano es asintomática con relativa frecuencia; cuando aparecen síntomas, incluyen dolor estomacal, anemia, pérdida de apetito, tos, erupciones cutáneas.
Al igual que con la ascariasis, el tratamiento consiste en fármacos antiparasitarios para las mascotas y sus dueños, y para prevenir lo mejor es lavarse las manos tras estar con las mascotas y no dejar las heces en el suelo para evitar la eclosión de los huevos y desarrollo de las formas inmaduras.
4. Cestodos, tenias e hidatidosis
Los cestodos (clase Cestoda), o gusanos acintados, son parásitos intestinales que pueden infectar a nuestras mascotas y a nosotros mismos. Puede que el cestodo mejor conocido sean las tenias (familia Taenia), aunque hay muchos más. Son gusanos que pueden alcanzar bastante longitud, son muy desagradables pero afortunadamente fácilmente tratables.
La transmisión más frecuente es el contacto heces-mano-boca, ya sea humano-humano o animal-humano.
La hidatidosis, quiste hidatídico o equinocosis es una enfermedad producida por algunas tenias, que a diferencia de la infestación intestinal, si es grave. La hidatidosis se debe a la implantación de quistes en el hígado donde se desarrollan cientos o miles de larvas; también puede afectar a pulmones, huesos o encéfalo, aunque lo más frecuente es la hidatidosis hepática.
Las especie de cestodo que produce hidatidosis más habitual es Echinococcus granulosus (conocida como tenia del perro). El perro actúa como hospedador definitivo. En su intestino se desarrollan los individuos adultos sin que se produzca hidatosis. El humano y otros animales solo actúan como hospedadores intermedios, y en ellos si se produce hidatosis, los quistes de larvas en órganos internos.
Los huevos del equinococus se ingieren a través del contacto con heces de perro, a través de agua y alimentos y contaminados. Los huevos traspasan la mucosa intestinal y viajan hasta el hígado dónde eclosionan y forman los quistes.
Los quistes hidatídicos pueden pasar desapercibidos durante años. Se suelen encontrar en ecologías o en controles rutinarios como un crecimiento tumoral de crecimiento lento, 1 cm por año más o menos. Las larvas no completarían su desarrollo hasta que el hospedador intermedio (humano) muere, y el hospedador definitivo (perro) se come sus vísceras; en su intestino las larvas alcanzarán la etapa adulta de tenia.
Es una de las enfermedades parasitarias más frecuentes de los climas templados, y no solo se transmite a través del perro, aunque es lo más habitual. Puede afectar a otros mamíferos, tanto salvajes como domésticos, siendo el ciclo normal entre animales herbívoros (sufren la hidatidosis, por ejemplo ovejas) y carnívoros (sufren la parasitación intestinal).
5. Giardia
Más común en perros que en gatos, la giardia (Giarida lamblia, intestinalis o duodenalis) es un protozoo flagelado presente en agua, suelos, superficies y alimentos contaminados por heces de animales infectados, incluyendo humanos, de ahí que la prevención más importante sea retirar excrementos de mascotas y lavarse las manos siempre. Los síntomas más característicos son diarrea, náuseas y producción de mucho gas intestinal.
6. Enfermedad de Lyme o borreliosis
La borreliosis o enfermedad de Lyme es producida por la bacteria Borrelia burgdorferi y las garrapatas son el vector de transmisión más habitual. La enfermedad de Lyme produce fiebre alta, vómitos, cefaleas y dolor muscular. También se puede producir, aunque menos habitual, por las especies B. afzelii y B. garinii.
El reservorio natural más importante son roedores y cérvidos, desde los cuales pasan a las garrapatas, y de estas a los animales domésticos y al ser humano. En Europa y Estados Unidos es la enfermedad transmitida por garrapatas de mayor prevalencia.
7. Sarna sarcóptica
La sarna o escabiosis es una enfermedad cutánea producida por un ácaro parásito que vive en la dermis, el Sarcoptes scabiei. Es una enfermedad muy contagiosa y de distribución cosmopolita. El ácaro vive en la piel donde se alimenta de las células cutáneas a medida que excava túneles. Al final de cada túnel forma un receptáculo donde pone huevos y eclosionan las larvas.
Los túneles aparecen en superficie como surcos enrojecidos con fuerte picor. El tratamiento de la sarna es efectivo con diversos acaricidas por vía cutánea y una sola aplicación, por ejemplo con permetrina. Es muy importante lavar toda la ropa personal y del hogar para evitar la reinfestación.
Existen otros tipos de sarna en animales, como la sarna notoédrica (en gatos producida por Notoedres cati) y la sarna demodécica (producida por el género Demodex).
8. Campylobacter
Las bacterias del género Campylobacter, o campilobacterias, son responsables de una gran parte de las enfermedades diarreicas a nivel mundial. Entre ellas, C. jejuni y C. coli son las más frecuentes y afectan a muchos animales: gatos, perros, roedores, reptiles, anfibios y aves.
Es habitual que la infección se pueda superar sin medicación, pero a veces es necesario, tanto para humanos como para animales, por lo que es recomendable acudir al médico. Si tu mascota tiene diarrea, evita demasiado contacto y lávate las manos después de estar con ella, incluso varias semanas después de que se haya recuperado.
9. Enfermedad del arañazo del gato
La enfermedad del arañazo del gato es producida por bacterias del género Bartonella. Hasta el 40% de los gatos son portadores de Bartonella henselae. Se puede transmitir a través de arañazos, pero también a través de mordeduras.
En el humano produce pequeñas protuberancias rojizas cerca del arañazo o de la mordedura, junto a nódulos linfáticos inflamados y doloridos. Puede ir acompañado de fiebre, fatiga, dolor de cabeza y otros síntomas.
La enfermedad se suele superar sin tratamiento específico, salvo en pacientes con el sistema inmune deprimido. Para prevenir, corta la uñas del gato, evita juegos agresivos y, por supuesto, que no laman heridas abiertas.
10. Toxoplasmosis
La toxoplasmosis es una enfermedad producida por Toxoplasma gondii, un protozoo parásito de numerosos mamíferos. La enfermedad suele ser leve pero se complica hasta resultar fatal en gatos jóvenes y en fetos humanos, motivo por el que las embarazadas son un grupo de alto riesgo.
Los gatos tienen más riesgo de adquirir la enfermedad si cazan o consumen carne cruda. En los humanos la principal vía de transmisión es desde los gatos, sobre todo al manipular sus heces, pero también al consumir embutidos y otras formas de carne cruda o poco cocinada.
La mayoría de gatos desarrollan inmunidad cuando son adultos, pero en las crías puede dañar los pulmones, el hígado y el sistema nervioso, al igual que en el feto y bebés humanos. En los adultos humanos puede pasar totalmente asintomática, aunque a veces produce síntomas parecidos a los de la gripe. El tratamiento utiliza diversos fármacos, como pirimetamina o sulfadiazina.
11. Rabia
La rabia es una enfermedad zoonótica viral que transmiten perros, gatos, roedores y una amplia variedad de animales salvajes. Es producida por varios rabdovirus (familia Rhabdoviridae) que atacan al sistema nervioso y produce encefalitis que termina en muerte casi en el 100% de los casos. El más común es el Lyssavirus. Existe vacuna, tanto humana como para animales.
La rabia puede aparecer en dos formas, paralítica y furiosa, esta última las más popular, aunque también puede aparecer una combinación de ambas. El desarrollo de la enfermedad es bastante rápido y se contagia por intercambio de fluidos, como sangre o saliva, tanto entre animales (típicamente en peleas) como entre humanos y animales.
12. Peste bubónica
La peste bubónica es una enfermedad producida por la enterobacteria Yersinia pestis. Las plagas de esta bacteria hicieron estragos durante la Edad Media, pero aún hoy existe, aunque es bastante rara. Su infección produce inflamación de ganglios en ingles y axilas, y frecuentemente también fiebre, dolor de cabeza y debilidad general.
El tratamiento consiste en antibióticos contra la bacteria y fármacos sintomáticos contra la fiebre, la inflamación y el dolor. A medida que avanza la enfermedad, puede producir necrosis, motivo por el que también se conoce como peste negra (la misma que durante el siglo XIV produjo la muerte a una gran parte de la población de África, Asia y Europa).
No se transmite directamente desde las mascotas, pero sí a través de pulgas. Mantener a nuestras mascotas libres de pulgas y garrapatas es la mejor forma de prevención.
Otras mascotas
No solo gatos y perros pueden transmitir enfermedades al hombre, otras mascotas también.
Por ejemplo, anfibios, peces y reptiles pueden transmitir diversas micobacteriosis, enfermedades producidas por bacterias del género Mycobacterium, el mismo grupo de bacterias que producen la tuberculosis (Mycobacterium tuberculosis). Las micobacteriosis se pueden transmitir por contacto directo con los animales o con las zonas donde viven, como terrarios y peceras.
Las aves pueden transmitir varias enfermedades, entre ellas la psitacosis u ornitosis, enfermedad producida por las bacterias Chlamydophila psittaci y que es relativamente frecuente en loros, periquitos, palomas, pavos y otras aves. Provoca síntomas parecidos a la neumonía y se suele contraer al inhalar polvo que contenga heces de las aves, por ejemplo al limpiar las jaulas.
La salmonella, tan conocida por las intoxicaciones alimentarias, está presente en el 75-90% de los reptiles, incluyendo las tortugas, y también es habitual en polluelos y crías de aves.