El epitelio olfatorio o epitelio olfativo es el epitelio sensorial especializado en la quimiorrecepción para el sentido del olfato. Es uno de los tres epitelios sensoriales del humano, junto al epitelio auditivo y el epitelio visual, todos ellos de origen ectodérmico junto a la piel y el sistema nervioso.
En la mayoría de mamíferos y reptiles hay un sistema olfatorio principal y un sistema olfatorio accesorio, y junto al sentido del gusto representan el sistema quimiosensorial, pues entre ambos se recoge información sobre la composición química de sustancias.
El sistema olfatorio se encarga de detectar las sustancias transportadas en el aire inhalado, que a su paso por la cavidad nasal interaccionan directamente con las neuronas olfatorias, las células nerviosas del epitelio olfatorio.
Los axones de estas neuronas forman el nervio olfatorio, el cual conecta con el bulbo olfatorio, estructura que ya forma parte del encéfalo.
Es decir, el nervio olfatorio no hace sinapsis con un ganglio nervioso antes de llegar al encéfalo como ocurre con los nervios del sistema nervioso periférico.
Lo mismo ocurre con el epitelio visual y el nervio óptico, motivo por el que ambos epitelios sensoriales se consideran como parte del sistema nervioso central y no del sistema nervioso periférico.
En este sentido, el epitelio olfatorio es también el único tejido nervioso en contacto directo con el exterior.
Índice de contenido
Estructura y células del epitelio olfatorio
Se considera un tipo de tejido epitelial especializado de tipo columnar pseudoestratificado. Se localiza en la parte superior de la cavidad nasal, por debajo del plato o lámina cribosa del hueso etmoides. En los adultos tiene una superficie aproximada de 9 cm2.
En el epitelio olfatorio se pueden distinguir cuatro tipos de células y unas glándulas (glándulas olfatorias) productoras de secreción serosa:
- Receptores o neuronas olfatorias
- Células de soporte
- Células basales
- Células cepillo
- Glándulas olfatorias
Neuronas olfatorias
Las células receptoras del epitelio olfatorio son neuronas bipolares. El polo apical de estas neuronas, en las terminaciones dendríticas, forman cilios no-motiles que se extienden al espacio de la cavidad nasal y en los que expresan quimiorreceptores capaces de interaccionar con las sustancias químicas transportadas en el aire.
Las sustancias del aire se solubilizan en las secreciones serosas producidas por las glándulas olfatorias, o glándulas de Bowman, y ya disueltas reaccionan con los quimiorreceptores de las neuronas olfatorias.
Los axones de las neuronas olfatorias pasan a través del plato criboso del etmoides y se congregan para formar el nervio olfatorio, generalmente considerado como el primer nervio craneal (CN I). Una vez que pasan el plato criboso, hacen sinapsis con las células mitrales del bulbo olfatorio.
Células de soporte
La células de soporte son células no nerviosas que dan soporte estructural y metabólico a los neuronas olfatorias, por lo que se pueden considerar análogas a las células gliales del sistema nervioso.
Se localizan en el polo apical del epitelio olfatorio y pueden ser de dos tipos:
- células sustentaculares: ofrecen soporte físico y metabólico
- células con microvellosidades: morfológica y bioquímicamente diferentes a las células sustentaculares, presentan prolongaciones (microvellosidades) hacia la superficie libre del epitelio olfatorio.
Células basales
Las células basales se sitúan en cerca o en contacto con la lámina basal del epitelio olfatorio. Son capaces de dividirse y diferenciarse en nuevas células olfatorias o en nuevas células de soporte. A veces también se denominan células madre del epitelio olfatorio.
La división y diferenciación de las células basales renuevan el epitelio olfatorio cada 6-8 semanas.
Glándulas olfatorias o de Bowman
Las glándulas olfatorias, también llamadas glándulas de Bowman (no confundir con las cápsulas de Bowman de las nefronas), son glándulas de tipo tubuloalveolar localizadas en la lámina propia de la mucosa nasal (entre el epitelio olfatorio y el plato criboso del etmoides).
Estas glándulas producen una secreción serosa que secretan a través de conductos que atraviesan el epitelio olfatorio hasta su superficie.
Bulbo olfatorio
El bulbo olfatorio o bulbo olfativo se sitúa sobre el plato criboso del etmoides y ya no forma parte del epitelio olfatorio, sino que ya es parte del encéfalo, en concreto del prosencéfalo.
El bulbo olfatorio recibe los estímulos recogidos por las neuronas olfatorias, los procesa y los integra en información que dirige hacia estructuras superiores del cerebro.
Origen embrionario del epitelio olfatorio
El epitelio olfatorio tiene su origen en el ectodermo, la capa germinativa embrionaria más externa de la que se desarrolla también la piel y el resto del sistema nervioso.
El primer paso es la formación de la placoda olfatoria o placoda nasal, un engrosamiento en el ectodermo que posteriormente quedará en el techo de las fosas nasales y cuyas células se diferenciarán en las neuronas olfatorias.
Durante mucho tiempo se creyó que el epitelio olfatorio se formada solo a partir de la placoda nasal, pero se ha comprobado que también participan células de la cresta neural.
Implicaciones médicas
El epitelio olfatorio puede verse dañado por inhalación de sustancias tóxicas o irritantes, por infecciones o por una lesión física en el interior de la nariz.
No obstante, debido a la capacidad de regeneración del epitelio olfatorio, el daño suele ser temporal, salvo en casos extremos en los que el daño se hace permanente y produce el síndrome conocido como anosmia o pérdida de olfato.
La anosmia, además de por daño directo en el epitelio olfatorio, también puede estar relacionada con ciertas enfermedades sistémicas, como diabetes o alergias, y con daños en estructuras cerebrales, por ejemplo asociados a derrames cerebrales y accidentes cerebrovasculares.