Las amígdalas, también llamadas vegetaciones o tonsilas, son unas masas de tejido linfático formadas por tejido epitelial y folículos linfáticos que aparecen en la faringe. Al hablar de amígdalas sin especificar nada más, es común que se refiera a las amígdalas palatinas, situadas a ambos lados de la entrada de la orofaringe y conocidas de forma coloquial como anginas.
Además de las amígdalas palatinas, también están las amígdalas faríngeas o adenoides, situadas en el techo de la faringe, las amígdalas tubáricas, situadas alrededor de la entrada de las tubas faringotimpánicas en la nasofaringe, y las amígdalas linguales, situadas en la base de la lengua. El conjunto de todas estas amígdalas forman el conocido como anillo de Waldeyer.
Como tejido linfático, las amígdalas tienen función inmunitaria y actúan como una de las primeras líneas de defensa contra patógenos ingeridos o inhalados. La inflamación de las amígdalas, o amigdalitis, es una afección bastante común con una prevalencia estimada superior al 7%, siendo mucho más frecuente en edad infantil.
Entre los síntomas más comunes están el dolor de garganta, faringe enrojecida, dolor al tragar, fiebre, dolor de cabeza, dolor en el cuello y oídos, ganglios linfáticos del cuello inflamados y sentimiento de malestar general. Pueden aparecer puntos blancos de pus en las amígdalas y otros síntomas menos frecuentes como náuseas, vómitos o pérdida de apetito. En algunos casos aparecen tonsilolitos, cálculos formados por diversas sales, generalmente sales cálcicas, junto a mucosidad, linfocitos y bacterias muertas.
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Causas de amigdalitis
La causa más común de amigdalitis son infecciones víricas por adenovirus, rinovirus (virus del resfriado), virus influenza (virus de la gripe), coronavirus y virus sincital respiratorio. También pueden producir amigdalitis el virus Epstein-Barr, virus del herpes simple, citomegalovirus y el virus parainfluenza. Todos ellos están involucrados en diferentes tipos de infecciones en las vías respiratorias superiores.
La segunda causa más importante son infecciones bacterianas, entre ellas destacan las producidas por estreptococos del grupo A β-hemolíticos, sobre todo Streptococcus pyogenes, que son la causa primaria de la faringitis estreptocócica. Otras bacterias que pueden producir amigdalitis son Staphylococcus aureus, Streptococcus pneumoniae, Mycoplasma pneumoniae, Haemophilus influenzae, Chlamydia pneumoniae, Bordetella pertussis, Fusobacterium sp., Corynebacterium diphtheriae, Treponema pallidum y Neisseria gonorrhoeae.
A medida que virus y bacterias entran por la nariz y boca, son filtrados en las amígdalas dónde se encuentran con gran cantidad de células del sistema inmune que los destruyen y liberan citoquinas inflamatorias como la fosfolipasa A2 que también desencadena la respuesta febril. La infección se puede extender fuera de las amígdalas hacia otras zonas de la garganta produciendo faringitis.
La conocida como angina de Vincent o gingivitis ulcerativa/ulcerosa necrotizante, es una infección polimicrobiana producida por varias bacterias a la vez, generalmente por Bacteroides, Fusobacterium, Borrelia y Treponema, que afecta a toda la cavidad oral y faringe, incluyendo a las amígdalas, y además de inflamación suele acompañarse de úlceras y zonas necróticas.
Tratamiento
El tratamiento de la amigdalitis en general, sea cual sea la causa, suele incluir medicamentos y medidas destinadas a disminuir los síntomas y molestias, como analgésicos, antiinflamatorios y antipiréticos (paracetamol, ibuprofeno, naproxeno).
En el caso de amigdalitis vírica, la enfermedad suele remitir por sí sola aproximadamente en una semana. El uso de antibióticos solo está indicado en el caso de amigdalitis por infección bacteriana, cuyo diagnóstico y tratamiento siempre debe realizarse bajo supervisión médica. Para las infecciones por estreptococus los antibióticos de elección primaria son amoxicilina y otros derivados de la penicilna. Cefalosporinas y macrólidos, como la eritromicina, se utilizan como alternativa, sobre todo en pacientes alérgicos a la penicilina.
En casos de amigdalitis crónica o muy recurrente se puede considerar la extirpación quirúrgica de las amígdalas (amigdalectomía).