Los términos tumor, cáncer y neoplasia están tan estrechamente relacionados que es muy común que se utilicen de forma indistinta. A veces puede ser correcto utilizar cualquier de ellos, pero no siempre es así porque no significan lo mismo.
Un tumor maligno sí es sinónimo de cáncer, pero los tumores también pueden ser benignos. Además, pueden existir neoplasias que no formen tumores, así como neoplasias cancerígenas y neoplasias benignas.
En este artículo aprenderemos el significado exacto de cada término y cuales son sus diferencias más importantes para poder utilizarlos de forma correcta.
Índice de contenido
¿Qué son las neoplasias y los tumores?
Una neoplasia se define como un crecimiento anormal de células en un tejido, ya sea porque las células crecen a un ritmo superior al normal, porque no mueren cuándo debieran o una combinación de ambos. Además de la división celular, también se puede ver afectada la diferenciación.
Las neoplasias pueden ser benignas o manifestarse de forma agresiva y calificarse como malignas. Generalmente forman masas de tejido sólido que se denominan tumores y que igualmente pueden ser benignos o malignos.
Algunas neoplasias no llegan a formar masas sólidas. Por ejemplo, en la leucemia las células neoplásicas circulan en el torrente circulatorio sin formar una masa tumoral.
Además de poder ser benignos o malignos, los tumores también pueden estar en estado precanceroso cuando se ven señales de que se puedan convertir en malignos. Es decir, cuando se ve riesgo de que se conviertan en cáncer.
Por tanto, una neoplasia es un crecimiento anormal de células. Un tumor es una masa de tejido formada por neoplasia. Las neoplasias no siempre forman tumores, ya que existen neoplasias diseminadas, por ejemplo en la leucemia.
En cualquier caso, tanto si forman tumores como si no, las neoplasias pueden tener carácter maligno o carácter benigno.
¿Qué es el cáncer? Las neoplasias malignas
El término cáncer se refiere a un conjunto de enfermedades muy amplio que tienen en común el desarrollo de neoplasias malignas. Por tanto, al hablar de tumor maligno o de neoplasia maligna se está hablando de cáncer.
Una neoplasia es benigna cuándo sus células se multiplican descontroladamente pero no se extienden a otros órganos. Las células neoplásicas no son capaces de migrar a otras partes del organismo y formar nuevos focos neoplásicos. Esto es, no hay metástasis.
Las neoplasias benignas, por lo general, no ponen en peligro la vida del paciente de forma inmediata pero el aumento de tamaño puede llegar a presionar y comprimir otros órganos haciendo necesaria su extirpación.
En el lado contrario, cuando las células de una neoplasia tienen capacidad de migrar a otros órganos y crecer también allí, lo que se conoce como metástasis, se dice que la neoplasia es maligna. Las principales vías de propagación de las células cancerosas son la circulación sanguínea y la circulación linfática.
Para determinar si una neoplasia es maligna o no, se recurren a biopsias para estudiar las células del tejido neoplásico. También es muy habitual observar si las células neoplásicas han alcanzado la linfa y han invadido los ganglios linfáticos.
Conclusión: conceptos y diferencias clave
En resumen, una neoplasia es el crecimiento descontrolado de un grupo de células en un tejido. Si la neoplasia forma una masa sólida, esta masa se denomina tumor.
La neoplasia, a su vez, puede ser de carácter benigno si no realiza metástasis, o de carácter maligno si tiene la capacidad de formar nuevos focos neoplásicos en otros órganos y tejidos. En el caso de que sea maligno estamos ante un cáncer.
Dicho de otra forma, las neoplasias pueden ser malignas (cáncer) o benignas (neoplasias no cancerosas), y pueden formar masas sólidas (neoplasias tumorales) o pueden estar diseminadas.