La fabricación industrial de papel afecta al medio ambiente en los dos sentidos del proceso: en la obtención y procesamiento de las materias primas y en la acumulación de materiales de desecho. El reciclado, evidentemente, reduce ambos impactos. El papel usado que se recicla no se convierte en basura, sino en materia prima. Se estima que reciclar una tonelada de papel de periódico evita el consumo de aproximadamente una tonelada de madera, mientras que el reciclaje de una tonelada de papel de impresora puede ahorrar el consumo de hasta dos toneladas de madera. Pero, ¿se ha ahorra energía?
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La diferencia de consumo energético
La respuesta es simplemente SI. Al reciclar papel se reduce el consumo energético neto en comparación con la fabricación directa desde madera, aunque diferentes fuentes ofrecen diferentes datos sobre la cantidad de energía ahorrada. La Energy Information Administration, organismo público estadounidense, afirma en su informe International Energy Outlook 2013, que reciclar papel reduce significativamente el consumo energético pudiendo llegar a utilizar un 40% menos que la producción de papel desde pulpa no reciclada.
Según la Bureau of International Recycling, el ahorro energético podría llegar al 65% junto a una reducción del 35% de la contaminación del agua y un 74% menos de contaminación atmosférica. Según sus cálculos, reciclar una tonelada de papel consume 4.000 KWh menos de energía y evita quemar ese papel, lo que produciría 750 kilos de dióxido de carbono. En el caso del reciclado de cartón se gastaría hasta un 75% menos de energía que en la fabricación de cartón nuevo.
La diferencia neta de consumo energético es en realidad menor ya que buena parte de la energía utilizada en la fabricación de papel proviene de biomasa generada en el propio proceso, como son restos de madera, ligninina y otros materiales de desecho que se aprovechan para generar biomasa. Se estima que la energía obtenida de esta biomasa podría alcanzar los 2.500 KWh por tonelada de papel fabricado.
La diferencia en la tala de árboles
Hablar del número de árboles que se evita talar no tiene mucho sentido, aunque es un recurso muy utilizado con fines de concienciación y educación ciudadana. El tamaño del árbol determina la cantidad de papel que se puede fabricar con él y el tamaño de los árboles varía enormemente de uno a otro, pero sobre todo entre diferentes especies que se utilizan en distintas regiones para la fabricación de papel. Pero, no obstante, es evidente que reciclar papel evita tala de árboles.
Existen programas de plantaciones autoregeneradas de árboles destinados específicamente a la fabricación de papel. Estos bosques se denominan de segunda generación, o tercera y más, según el número de veces regenerado. Actualmente se estima que el papel fabricado desde esta fuente de madera alcanza en torno al 80%. El Programme for the Endorsement of Forest Certification (PEFC) y el Forest Stewardship Council (FSC) certifican el papel fabricado siguiendo las denominadas buenas prácticas forestales. Según estos organismos, reciclar la mitad del papel mundial evitaría la tala de 81.000 km2 de bosque.
Los números son claros, así que no te lo pienses y recicla. Aportarás tu grano de arena a reducir el consumo energítico, la contaminación de agua y aire y a preservar los bosques que tan preciados y necesarios son para la vida.