Dentro de la tabla periódica, los elementos se clasifican en diferentes grupos, bloques y tipos. Las dos categorías más amplias separa los elementos en dos tipos, los metales y los no metales, y los metales se dividen a su vez en varios subtipos.
Los metales postransicionales, también conocidos como metales del bloque p y a veces simplemente como «otros metales», son los elementos situados entre los metales de transición a la izquierda y los metaloides o semimetales a la derecha.
Los metales de transición forman el grupo más numeroso y muestran las características metálicas típicas como maleabilidad o conductividad térmica y eléctrica. Los metaloides, por su parte, pueden mostrar ciertas características metálicas aunque se comportan típicamente como no metales.
Los metales postransicionales, situados entre ambos, son elementos que se pueden identificar morfológicamente como metales de forma clara pero que cuentan con características metálicas más débiles que los metales de transición desde un punto de vista fisicoquímico. Por ejemplo, suelen tener menor resistencia mecánica y temperaturas de fusión más bajas.
Elementos metálicos postransicionales
La clasificación cualitativa de los elementos en la tabla periódica no cuenta con una definición estandarizada ni existe un término aprobado por la IUPAC para referirse a los metales postransicionales. Por estos motivos, los elementos considerados como metales postransicionales pueden variar de un autor a otro.
Los elementos que se consideran postransicionales con mayor frecuencia son:
- Aluminio (Al, grupo 13)
- Galio (Ga, grupo 13)
- Indio (In, grupo 13)
- Talio (Tl, grupo 13)
- Estaño (Sn, grupo 14)
- Plomo (Pb, grupo 14)
- Bismuto (Bi, grupo 15)
A veces se incluyen también algunos elementos que se suelen considerar metales de transición: cobre, oro, plata, zinc, cadmio y mercurio. Y a veces también se incluyen elementos considerados generalmente como metaloides o como no metales: germanio, arsénico, antimonio y polonio.
Otros elementos, como el astato y los elementos 112-117, podrían considerarse metales postransicionales si se confirman algunas propiedades predichas teóricamente. Por ejemplo, el astato podría tener una estructura cristalina metálica y en ese caso se podría considerar un metal postransional.
No se sabe muy bien cuándo comenzó a utilizarse el término postransicional pero uno de los primeros en utilizar este término en una obra de cierta difusión fue Horace G. Deming en su libro Fundamental Chemistry (New York: John Wiley and Sons, Inc., 1947).
Para Deming, los metales de transición terminaban en el grupo 10 de la tabla periódica (niquel, paladio y platino), y llamó metales postransicionales a los elementos de los grupos 11 – 14 en los períodos 4 – 6, es decir, desde el cobre al germanio, desde la plata al antimonio y desde el oro al polonio.
Las propiedades metálicas disminuidas en los metales postransicionales se atribuye generalmente al incremento de la carga nuclear, la cual aumenta de izquierda a derecha en la tabla periódica. Al aumentar la carga nuclear, los radios atómicos se contraen y las energías de ionización aumentan. Esto provoca que menos electrones estén disponibles para el enlace iónico y que estos elementos sean más propensos al enlace covalente.
El cobre, por ejemplo, que es uno de los metales que Deming denomino como postransicional, se comporta como metal de transición típico cuando está en estado de oxidación +2, que es su estado de oxidación más habitual. Pero compuestos estables de cobre en estado de oxidación +1, como el óxido de cobre (I), Cu2O, o el cloruro de cobre (I), CuCl, tienen carácter claramente covalente.