¿Qué son las infecciones hospitalarias o nosocomiales?

Médicos en el quirófano
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Las infecciones nosocomiales (del latín nosocomīum, «hospital»), también conocidas como infecciones hospitalarias o infecciones intrahospitalarias, son infecciones adquiridas en un hospital, aunque en la actualidad las infecciones nosocomiales se suelen entender como todas las infecciones relacionadas con la atención sanitaria, incluyendo la atención fuera y dentro de los centros sanitarios, por ejemplo en atención domiciliaria.

No obstante, las infecciones nosocomiales específicamente hospitalarias suelen ser las de mayor impacto, con millones de personas afectadas y miles de muertes anuales en todo el mundo, aunque las comparaciones internacionales son muy difíciles de realizar debido a las diferentes definiciones, tipos de infecciones nosocomiales cubiertas, unidades sanitarias de las que proceden los datos y otras muchas variables.

Definición

Las infecciones nosocomiales se definen, según la Organización Mundial de la Salud, como las enfermedades infecciosas propagadas de forma involuntaria durante la atención sanitaria, o adquiridas durante la estancia en un centro hospitalario o sanitario.

Para que se considere una infección nosocomial, la infección no se ha debido manifestar ni estar en período de incubación antes de ingresar en el hospital o de recibir la atención sanitaria, ni debe ser la causa del ingreso o atención.

Las infecciones adquiridas en las Unidades de Cuidados Intensivos son uno de los tipos de infecciones nosocomiales mejor estudiados, ya que también son de las más habituales, pues son pacientes graves que suelen tener el sistema inmune disminuido.

No existe un límite claro de cuando una infección que se manifiesta en el ámbito hospitalario deja de considerarse una infección comunitaria y comienza a considerarse una infección nosocomial. Diversos estudios ponen límites muy variables, desde las 2 a los 5 días (48 – 120 horas).

Tipos, causas y vías de transmisión

Existen muchos tipos de infecciones nosocomiales, pero cuatro son las más habituales:

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  • Neumonía hospitalaria, especialmente la asociada a sistemas de ventilación.
  • Infecciones del tracto urinario
  • Gastroenteritis
  • Fiebre o infección puerperal (durante el parto)

Las infecciones se pueden propagar a los pacientes susceptibles por contacto directo entre personas, a través de los utensilios y maquinaria o a través del aire, y puede tener su origen en el exterior del centro, en otro paciente, en el personal sanitario, la propia flora del paciente o reservorios en los utensilios, maquinaria e instalaciones sanitarias. Por ejemplo, los conductos de ventilación son reservorios frecuentes de ciertas bacterias y hongos.

La vía de transmisión más importante y frecuente es el contacto directo entre el paciente y una persona infectada o portadora, que puede ser una visita, otro paciente o el personal sanitario. El contacto puede ser directo persona-persona o a través de algún objeto intermedio.

Otra vía de transmisión destacada son los aerosoles, pequeñas partículas de fluido transportadas por el aire. Estas gotitas que transportan patógenos son expulsadas por la persona portadora al toser, estornudar o incluso al hablar, y se pueden producir también durante algunas pruebas e intervenciones, por ejemplo durante una broncosopia.

Algunos patógenos también se pueden transmitir por el aire a través de partículas secas que sean los suficientemente pequeñas como para suspenderse en el aire durante algún tiempo, por ejemplo partículas de polvo. Mediante esta vía, los patógenos se pueden transmitir a mayores distancias utilizando corrientes de aire, de ahí que en algunas instalaciones sanitarias se utilicen filtros especiales en los sistemas de ventilación. Algunos patógenos que se trasmiten de esta forman son la Legionella, Mycobacterium tuberculosis y los virus de la varicela y de la rubeola.

Otras vías transmisión son la comida, el agua o vectores animales, por ejemplo mosquitos, aunque son menos habituales en las infecciones nosocomiales.

Algunos procedimientos médicos suelen estar asociados con infecciones nosocomiales de forma más frecuente que otros, por ejemplo, implantación de catéteres y otras técnicas invasivas.

Entre los patógenos más habituales, destacan:

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  • Staphylococcus aureus
  • S. aureus resistente a la meticilina
  • Candida albicans
  • Pseudomonas aeruginosa
  • Acinetobacter baumannii
  • Stenotrophomonas maltophilia
  • Clostridium difficile
  • Escherichia coli
  • Tuberculosis
  • Enterococcus resisten a la vancomicina
  • Legionella (enfermedad del legionario, fiebre de Pontiac)

Tratamiento

Las infecciones nosocomiales pueden ser muy graves, tanto por las condiciones del paciente como por las cepas que producen la infección, muchas veces bacterias resistentes que producen infecciones de difícil tratamiento, sobre todo en el sistema respiratorio y urinario.

Las bacterias mejor conocidas en infecciones hospitalarias son el MRSA o Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (gram positiva) y el Acinetobacter baumannii (gram negativa). Existe tratamiento efectivo para el MRSA, pero pocos fármacos hay efectivos para el Acinetobacter, una bacteria de la que cada además cada vez hay más casos de resistencia a los antibióticos y más casos de infecciones hospitalarias.

También parecen aumentar las infecciones y resistencias por cepas resistentes de Kelsiella pneuminae que provocan formas graves de infecciones respiratorias y del tracto urinario.

Prevención

Aproximadamente un tercio de las infecciones nosocomiales se consideran evitables o prevenibles mediante la implementación de sistemas de controles de calidad estandarizados y protocolos de higiene y esterilización adecuados, tanto en el tratamiento y manejo del equipamiento médico como de las instalaciones.

Las principales medidas de prevención también incluyen prácticas protocolarias básicas del personal sanitario, como el uso de mascarillas, guantes o lavarse las manos con alcohol o jabón bactericida antes y después de atender a cada paciente.

El vapor de alcohol en sistemas de dióxido de carbono (NAV-CO2 system) es uno de los sistemas de antisepsis más utilizados para instalaciones sanitarias y sistemas de ventilación. Es efectivo contra MRSA, enterobacterias y virus como el influenza. El vapor de peróxido de hidrógeno ha mostrado además efectividad contra bacterias formadoras de endosporas, como Clostridium difficile. También se utiliza radiación ultravioleta como método de higienización de salas y superficies.

Los hospitales suelen contar también con protocolos y medidas de prevención que afectan a los visitantes y acompañantes de los pacientes. El seguimiento de estos protocolos por los visitantes es importante no solo para evitar su propio contagio, sino también para evitar la transmisión de los agentes patógenos hospitalarios a la comunidad.

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Referencias
  1. Miquel Pujol y Enric Limón. (2013). General epidemiology of nosocomial infections. Surveillance systems and programs. Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica 31(2): 108-13. doi: 10.1016/j.eimc.2013.01.001.
  2. "Hospital-Acquired Pneumonia (Nosocomial Pneumonia) and Ventilator-Associated Pneumonia: Overview, Pathophysiology, Etiology". Medscape, 2017-05-23.
  3. Prevención de infecciones nosocomiales. Guía Práctica. OMS, 2º edición.