
Las llamadas fracturas patológicas son fracturas óseas provocadas por una enfermedad que produce debilidad de la estructura de los huesos y no por un traumatismo. También se conocen como fracturas por insuficiencia, aunque estas serían de forma más específica un tipo de fractura patológica.
Otro tipo de fracturas patológicas son las fracturas por fragilidad. Estas fracturas se producen por un traumatismo, pero claramente muy débil como para fracturar un hueso normal.
Como no hay un traumatismo que explique la fractura, es bastante común que las fracturas patológicas no produzcan síntomas durante algún tiempo. Cuando aparecen síntomas, son similares a los de una fractura traumática.
En la zona del hueso roto aparece dolor severo, hematomas, inflamación y entumecimiento. Todos estos síntomas también son similares a muchas enfermedades óseas que pueden producir fracturas patológicas, por lo que pueden pasar bastante tiempo desapercibidas.
Índice de contenido
Causas más habituales
Las posibles patologías subyacentes a una fractura patológica pueden ser muy diferentes, pero la más común de todas es la osteoporosis. Otras incluyen la osteomalacia, varios tipos de cáncer, infecciones y ciertas enfermedades genéticas.
Osteoporosis
La osteoporosis es una enfermedad caracterizada por debilidad ósea que afecta principalmente, pero no solo, a mujeres postmenopáusicas. La resorción ósea supera a la osteogénesis por diversos motivos, entre ellos efectos hormonales, y la densidad de los huesos disminuye haciéndose más frágiles.
Los síntomas de la osteoporosis suelen aparecer en etapas avanzadas de la enfermedad.
A medida que los huesos del esqueleto se van haciendo más y más frágiles, van apareciendo síntomas como postura encorvada, pérdida progresiva de peso, dolor de espalda por vértebras colapsadas e incluso fracturadas, y fracturas en otras partes de cuerpo, sobre todo en cadera, muñeca y columna.
Según publica la Fundación Nacional de Osteoporosis de Estados Unidos, aproximadamente el 50% de las mujeres y el 25% de los hombres sufren una fractura patológica en algún momento de su vida debido a la osteoporosis.
Osteomalacia
La osteomalacia es una enfermedad de huesos débiles de origen metabólico o nutricional. Generalmente se asocia con un déficit de vitamina D, una vitamina que promueve la absorción intestinal de calcio.
Los síntomas más frecuentes de la osteomalacia incluyen debilidad muscular, dolor en varias partes del cuerpo, por ejemplo en la cadera, y fracturas patológicas.
Neoplasias
Varios tipos de cáncer pueden producir fracturas patológicas por diversos mecanismos. Los tipos de cáncer que pueden invadir el hueso son muy diversos, al igual que los síntomas que producen.
Por ejemplo, en la siguiente imagen se puede una fractura patológica producida por metástasis de un carcinoma renal.

Además del cáncer o neoplasias malignas, diversos tumores y neoplasias benignas también pueden producir fracturas patológicas.
Osteomielitis
La osteomielitis es una enfermedad producida por una infección por bacterias y hongos en el hueso. Puede afectar al tejido óseo calcificado o a la médula ósea. El patógeno más habitual en la osteomielitis es Staphylococcus aureus.

Otras
Existen otras muchas condiciones clínicas que pueden conducir a una fractura patológica. Entre ellas:
- quistes óseos
- enfermedad de Paget
- osteogénesis imperfecta
- osteodistrofia renal
- hiperparatiroidismo primario
- osteoporosis maligna
- artritis reumatoide
- displasia fibrosa monostótica
- granuloma eosinofílico
- atrofia ósea secundaria a otras enfermedades, por ejemplo polio
Diagnóstico
En el diagnóstico de las fracturas patológicas se suelen necesitar radiografías de rayos X para visualizar el hueso roto. También pueden ser necesarias otros tipos de imágenes, como resonancia magnética o tomografías computerizadas, para intentar ver estructuras que puedan haber causado la fractura y que no sean visibles mediante rayos X.
Si no se ha diagnosticado previamente, también se realizan pruebas adicionales para diagnosticar la enfermedad subyacente a la fractura.
Tratamiento
Las fracturas patológicas se tratan con medidas generales similares a las de cualquier otra fractura, más un tratamiento específico que dependerá la enfermedad primaria causante de la fractura.
Muchas enfermedades que producen fracturas patológicas afectan a la densidad ósea pero no a su capacidad de regeneración. En estos casos, la fractura se entablilla o se escayola para inmovilizarla. En algunos casos puede ser necesario el uso de clavos, placas o tornillos para unir los fragmentos del hueso y que puedan regenerarse para cerrar la fractura en la posición correcta.
Si la enfermedad subyacente afecta a la capacidad de curación del tejido óseo, el tiempo de curación de la fractura se alarga y serán necesarios tratamientos adicionales así como recomendaciones para controlar los síntomas y consecuencias de la enfermedad.
Prevención
Las fracturas patológicas pueden prevenirse en ciertas situaciones, sobre todo una vez conocida la enfermedad subyacente y conocido el riesgo de que se produzcan. Los médicos, fisioterapéutas y otros profesionales de la salud que participen en la atención al paciente pueden dar instrucciones sobre métodos para reducir el riesgo de que se produzcan los fracturas.
Las medidas preventivas más habituales suelen incluir el ejercicio regular para mantener la masa y tono muscular y promover la salud ósea. Se acompañan de medidas dietéticas para asegurar un aporte correcto de calcio y vitamina D, el uso de prótesis o dispositivos de asistencia para la marcha, como bastones, andadores o zapatos con soporte de arco.
En la medidas preventivas de las fracturas patológicas se debe incluir el tratamiento de las enfermedades que han producido la debilidad ósea.