La litiasis renal, popularmente conocida como piedras en el riñón, se caracteriza por la formación de cálculos en los conductos renales dónde se forma la orina. Estos cálculos son fragmentos de material sólido que, sin son pequeños, pueden salir por sí solos a través de las vías urinarias causando poco o nada de dolor. Pero si son grandes pueden generar un dolor agudo e intenso, incluso atascarse en los uréteres u otros conductos y necesitar intervención quirúrgica.
Los cálculos renales se forman cuándo en la orina existen determinadas sustancias en altas concentraciones o cuándo la solubilidad de estas sustancias ha sido alterada por cambios en las características de la orina (volumen, pH, temperatura, estados de oliguria o de anuria, etc). Al conjunto de esta sustancias se le conoce sustancias litogénicas.
La dieta puede tener un efecto importante sobre ciertas características de la orina y pueden aportar sustancias que facilitan la formación de cristales que son el inicio de la formación de un cálculo, de ahí que reducir el consumo de ciertos alimentos y aumentar el consumo de otros sea un medida preventiva altamente eficaz contra las piedras del riñón.
Existen diferentes tipos de cálculos según su composición. Los más habituales son los de oxalato cálcico, de fosfato cálcico o una mezcla de ambos. Menos frecuentes son los cálculos de ácido úrico, los de cistina y, aún menos frecuentes, los de estruvita (asociados a infecciones). Las pautas dietéticas recomendadas pueden variar según el tipo exacto de cálculo renal y de su causa pero en general se recomienda seguir pautas similares a la dieta DASH2:
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Evitar alimentos ricos en oxalatos
Los oxalatos, la forma salina del ácido oxálico, es una de las sustancias que más contribuyen a la formación de piedras en el riñón y por eso se deben evitar alimentos ricos en estas sustancias en caso de litiasis renal o en pacientes propensos.
Entre los alimentos ricos en oxalatos más habituales encontramos los vegetales de hoja verde, especialmente los oscuros como las acelgas y las espinacas, y otros como el ruibarbo, el chocolate, té, cacahuetes, nueces, salvado de trigo, soja, batata o remolacha. El marisco también contiene altas cantidad de oxalatos además de aumentar el ácido úrico en orina, sustancia que también puede favorecer la formación de cálculos.
Las personas propensas a padecer de piedras en el riñón pueden consumir estos alimentos en pequeñas cantidades. Otros alimentos, tales como fruta, apio o hígado, contienen oxalatos pero en menor cantidad y pueden consumirse con moderación. La cantidad máxima de oxalatos al día no debería superar los 50 mg. Para disminuir la absorción del oxalato de los alimentos se pueden combinar con alimentos ricos en calcio. El calcio y el oxalato forman oxalato cálcico que precipita en el intestino y no se absorbe.
Procurar un correcto aporte de calcio
La mayoría de piedras en el riñón están formadas por compuestos de calcio, como el oxalato cálcico o el fosfato cálcico, por lo que un aumento de calcio en la orina favorecería la formación de las piedras. Sin embargo, no existen evidencias de que el calcio en los alimentos aumente el riesgo de la formación de piedras renales pero sí de lo contrario.
Un déficit de calcio en la dieta se asocia con un mayor riesgo de cristales, probablemente debido a que el calcio impide la absorción de oxalatos y fosfatos. Se recomienda un consumo de al menos 800 mg de calcio diarios.
Beber mucho líquido, preferiblemente agua
Se deben consumir en torno a 3 L diarios de líquido, lo suficiente como para producir 2 L de orina. El mejor líquido es agua baja en sodio pero también se pueden consumir otros líquidos como zumo de manzana, mosto de uva y bebidas cítricas (el citrato reduce la formación de piedras en el riñón). Se deben evitar bebidas azucaradas, tés y café. En caso de cálculos de cistina se suele recomendar una ingesta de líquidos aún mayor.
Reducir el consumo de sal
El sodio favorece la formación de cálculos renales, especialmente los de oxalato cálcico y fosfato cálcico. La principal fuente de sodio en la dieta es la sal, por lo que se recomienda reducir su consumo así como de otros alimentos que puedan contener altas cantidades de sodio. Por ejemplo, alimentos con glutamato monosódico o bicarbonato sódico; hay que estar atento al etiquetado de los alimentos y evitar la comida rápida y precocinada, ya que suelen elaborarse con altas cantidades de sal y otros compuestos de sodio.
Reducir el consumo de proteínas
Una alta ingesta de proteínas provoca un aumento de calcio y una reducción de citratos en la orina, factores ambos que favorecen la formación de cálculos renales. Además, las proteínas de origen animal, incluyendo pescado, son fuente de unas sustancias llamadas purinas que se degradan hasta ácido úrico que es excretado en la orina. En caso de que los cálculos sean de ácido úrico, no sólo debe reducirse la ingesta de proteínas en general, sino específicamente de proteínas animales. Las vísceras animales también contienen altas cantidades de purinas y deben evitarse. Otras fuentes de purinas y ácido úrico incluyen los espárragos, coliflor, las legumbres y el marisco.