La orina fluye en condiciones normales en una dirección y un sentido, llamado sentido anterógrado, desde los riñones a la vejiga pasando a través de los uréteres. El reflujo vesicoureteral es el flujo retrógrado de orina desde la vejiga a los uréteres y riñones.
La válvula vesicoureteral se abre en un solo sentido y es la responsable de impedir el flujo retrógrado. Más que una válvula, es una estructura con efecto de válvula, por lo que se denomina más exactamente unión vesicoureteral.
La unión vesicoureteral está formada por una porción corta (1-2 cm) de los uréteres que atraviesa la pared de la vejiga de forma oblicua. Cuando la vejiga se llena y expande, se comprime esta parte de los uréteres y se cierran.
Se estima que el reflujo vesicoureteral ocurre en cierto grado en más del 10% de la población. En los bebés y durante la etapa infantil, el reflujo vesicoureteral es mucho más habitual que en adultos, principalmente debido a que la porción de los uréteres que atraviesa la pared de la vejiga y forma la válvula vesicoureteral es más corta, por lo que bebés y niños son un grupo de especial atención.
Esta mayor susceptibilidad va disminuyendo con la edad de forma natural. En los niños menores de 1 año, el 70% de las infecciones del tracto urinario se acompañan de reflujo vesicoureteral. La prevalencia desciende hasta el 15% a los 12 años de edad.
En la etapa infantil es más común en niños que en niñas, pero en la etapa adulta es claramente una condición que afecta mucho a más mujeres. Hasta el 85% del reflujo vesicoureteral en adultos se da en mujeres, y aumenta el riesgo de infecciones de vejiga y pielonefritis.
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Síntomas del reflujo vesicoureteral
La mayoría de casos de reflujo vesicoureteral transcurren de forma asintomática, sobre en todo en edad infantil, y así se mantiene hasta que eventualmente se producen infecciones de vejiga, uréteres o, en casos más avanzados, también en los riñones.
Entre los síntomas más comunes de estas infecciones están la fiebre, cansancio, letargia y pérdida de apetito. También es frecuente dolor al orinar y miccción frecuente.
Causas más frecuentes
En los individuos sanos, la estructura al entrar en la vejiga y los anclajes musculares de los uréteres proporcionan un efecto válvula que cierra el paso retrógrado durante el almacenamiento de orina y durante la micción.
En las personas con reflujo vesicoureteral existe algún fallo en este mecanismo, resultando en un flujo de orina de vuelta a los uréteres y riñones.
El reflujo vesicoureteral se puede estudiar en dos tipos, primario y secundario:
- Reflujo vesicoureteral primario: se debe a alteraciones estructurales congénitas en la unión vesicoureteral que impiden el efecto válvula, como poca longitud submucosa de los uréteres o defectos en el músculo longitudinal del uréter en la porción en contacto con la vejiga.
- Reflujo vesicoureteral secundario: en este caso, la persona nace con una unión vesicoureteral normal y funcional, pero en algún momento de su vida desarrolla algún problema anatómico, por ejemplo estenosis ureteral, o funcional, por ejemplo infecciones, vejiga neurogénica, etc.
El diagnóstico del reflujo vesicoureteral se suele hacer mediante técnicas de imagen como cistograma o cistouretrograma de vaciado. Este último es el método de elección siempre que sea posible, ya que la ecografía y otras técnicas de imagen pueden aparecer normales.
El reflujo vesicoureteral se clasifica grados de 1 al 5 en función de la gravedad. El 85% de los casos de reflujo vesicoureteral de grados I y II en niños se resuelven por sí solos.
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Tratamiento
En lo recién nacidos y bebés con reflujo vesicoureteral, el tratamiento tiene como primera prioridad reducir el riesgo de infecciones, lo que se realiza principalmente con la administración de antibióticos con fines profilácticos.
También es importante la atención en el control de la micción. Si la micción es poco frecuente o hay retención urinaria es más probable que se produzcan infecciones.
En determinados casos se puede valorar la aplicación de un gel en la unión vesicoureteral mediante endoscopia, generalmente de dextranómero y ácido hialurónico, que ayuda a devolver la función de la válvula.
Si la intervención médica no es capaz de prevenir la aparición de infecciones recurrentes, sobre todo si las infecciones alcanzan los riñones, se planteará la posibilidad de intervenir quirúrgicamente para intentar devolver la funcionalidad a la unión vesicoureteral.
En reflujo de grado I-III, la intervención quirúrgica se deja como última opción, sobre todo en niños y bebés, pues la mayoría de casos se solucionan por sí solos. En el grado IV se intenta evitar la cirugía, pero la tasa de cirugía es mucho mayor. En el grado V la cirugía es casi la única solución, sobre todo en adultos.