En medicina, la transmisión vertical se refiere a las vías de transmisión de infecciones desde la madre embarazada al embrión, al feto o al bebé durante alguna etapa del embarazo, parto o período perinatal.
Las infecciones transmitidas verticalmente se pueden dar en cualquier momento de la gestación, pero hay dos tipos específicos según cuando se produzca la transmisión y hasta cuando se mantenga:
- Infección perinatal: es transmitida durante el llamado período perinatal que comienza entre las semanas 22 – 28 de gestación, y termina una semana después del nacimiento.
- Infección congénita: si la infección persiste después del nacimiento más allá del período perinatal.
Los síntomas de las infecciones de transmisión vertical son muy variables, así como la prognosis, dependiendo de la etapa de gestación en la que se produce y del tipo de patógeno implicado.
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Vías de transmisión vertical
Las principales rutas o vías de transmisión vertical de infecciones son a través de la placenta y a través del tracto reproductivo de la madre durante el parto. Otra posible vía es por por alteración de la barrera entre la madre y el hijo, por ejemplo durante una amniocentesis o por un traumatismo.
Transmisión transplacentaria
El feto en desarrollo cuenta con un sistema inmune muy inmaduro y depende de la protección que le dan las estructuras del embarazo y los anticuerpos de la propia madre.
Una de las funciones más importantes de la placenta es impedir el paso de patógenos hacia el feto, y al mismo tiempo permitir que algunos tipos de anticuerpos de la madre, sobre todo tipo IgG, sí puedan pasar y entrar en la circulación fetal para protegerlo de posibles infecciones.
Pero algunos patógenos pueden cruzar la placenta y producir infecciones perinatales. Es frecuente que haya patógenos inofensivos para la madre o que produzcan enfermedades menores pero que son muy peligrosos para el embrión o para el feto, hasta el punto de poder producir un aborto espontáneo o problemas de desarrollo fetal importantes.
Transmisión durante el parto
Además de poder recibir una infección durante la gestación, los bebés pueden infectarse por patógenos cuando pasan por el canal del parto. Distinguir las infecciones producidas durante el parto de las transplacentarias es muy importante, ya que el equipo médico puede tomar precauciones eficaces para prevenir esta vía.
Durante el parto, los bebés entran en contacto directo con la sangre, fluidos corporales y el tracto del aparato reproductor de la madre sin que exista ya ninguna barrera entre madre e hijo.
En este momento se puede transmitir cualquier microorganismo asociado con la transmisión sanguínea, incluso aquellos virus y bacterias que no pueden pasar a través de la placenta, como el VIH o la hepatitis B (otros virus de hepatitis si pasan la placenta).
También en el momento del parto se pueden transmitir infecciones asociadas típicamente con la transmisión sexual, como la gonorrea (Neisseria gonorrhoeae) o Chlamydia trachomatis, y microorganismos de la flora normal del tracto urinario materno, por ejemplo el hongo Candida albicans.
Ejemplos
Existen bacterias, virus, protozoos y otros microorganismos implicados en las infecciones verticales. Algunos de los más comunes:
- Toxoplasmosis
- Rubeola
- Citomegalovirus
- Herpes simplex
- Virus varicela zoster
- Hepatitis
- Enterovirus
- Parvovirus
- VIH
- Sífilis
- Otras: gonorrea, papilomavirus, clamidias, estreptococos B, Listeria, Candida, enfermedad de Lyme
Tratamiento y prevención
El tratamiento de las infecciones de transmisión vertical depende del tipo de microorganismo que la provoque. Algunas infecciones graves, como la toxoplasmosis o la sífilis, pueden ser tratadas de forma efectiva con antibióticos si la madre es diagnosticada en etapas tempranas del embarazo.
Pero otras muchas, como la mayoría de enfermedades víricas, no cuentan con tratamiento efectivo. Por eso la prevención y el diagnóstico precoz son muy importantes.
En el caso de la toxoplasmosis (enfermedad producida por el protozoo Toxoplasma gondii), por ejemplo, se previene evitando el contacto con gatos, especialmente con la tierra y zonas donde hacen sus deposiciones fecales, y evitando comer embutidos y otras formas de carne cruda o poco cocinada (el cerdo y animales de granja hacen de hospedador intermedio para el parásito).
El parto por cesárea se puede considerar también como una técnica de prevención para evitar la transmisión vertical de algunos patógenos. Por ejemplo, si se detecta el virus del herpes activo en la madre, el uso de la cesárea disminuye considerablemente el riesgo de contagio del bebé durante el parto.
Los anticuerpos IgG2 tienen un papel muy importante en la prevención de infecciones intrauterinas, y la terapia y vacunación con este tipo de anticuerpos es una posibilidad que está tomando auge, aunque aún está en fases de desarrollo.