El término fluoruros se refiere a compuestos que contienen el ion F– (ión fluoruro) unido mediante enlace iónico a otros átomos. Químicamente se consideran sales del ácido fluorhídrico (o fluoruro de hidrógeno, FH) y pueden ser tanto orgánicas como inorgánicas. Entre los fluoruros podemos encontrar sustancias de amplio uso industrial. Por ejemplo, en la fabricación de gases refrigerantes o en la fabricación de aluminio. Otro de los usos más habituales es, en muy baja cantidad, como ingrediente activo en productos para la prevención de caries dental.
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Fuentes de fluoruros en el medio ambiente
El flúor es un elemento muy abundante en la Tierra, el 13º más abundante, pero se suele encontrar combinado con otros elementos formando fluoruros. De forma natural, prácticamente cualquier ser vivo y corriente de agua contiene fluoruros, al menos trazas. En el ser humano podemos encontrar trazas de fluoruros en huesos y esmalte dental y son completamente necesarios; el déficit de flúor provoca una formación incorrecta de la dentina y matriz ósea.
El contenido en fluoruros del suelo, aire y agua depende de los minerales presentes y la actividad volcánica. Muchos minerales contienen flúor y su erosión puede liberar fluoruros al agua. Las erupciones volcánicas suelen emitir altas cantidades del gas fluoruro de hidrógeno (FH).
Además de los fluoruros procedentes de procesos naturales, la actividad humana puede liberar fluoruros al medio ambiente en cantidades superiores a las que la naturaleza es que capaz de asumir provocando una contaminación que puede tener consecuencias graves. Por este motivo, muchas agencias gubernamentales regulan la emisión de fluoruros y diseñan protocolos de actuación frente a estos contaminantes. Las tres fuentes antropogénicas principales de fluoruros son fertilizantes, vertidos industriales y combustión de combustibles fósiles, principalmente carbón y derivados del petróleo.
En el aire, el principal fluoruro contaminante es el fluoruro de hidrógeno. Puede proceder de diversos procesos industriales, sobre todo aquellos en los que implican combustión de carbón y otros combustibles fósiles. Otros procesos industriales pueden generar soluciones con altas concentraciones de fluoruros que si alcanzan las corrientes de agua naturales pueden afectar a la vida acuática y vegetal. A través de las corrientes de agua también puede afectar a cultivos, ganado y al ser humano. Los fluoruros contaminantes también pueden ser sólidos, en cuyo caso han de ser igualmente contenidos y vertidos de forma controlada para evitar la lixiviación. En suelo y agua los más abundantes son el fluoruro de calcio (CaF2), el fluoruro de sodio (NaF), el hexafluoruro de azufre (SF6) y diversos fluorosilicatos.
Entre los procesos industriales que mayor cantidad de fluoruros producen podemos citar la producción de vidrio, la industria metalúrgica (acero, aluminio, níquel, cobre), la fabricación de algunos tipos de cerámica (por ejemplo ladrillos para construcción), procesos industriales que supongan la combustión de combustibles fósiles, incluyendo las centrales térmicas, y el tráfico rodado. La agricultura es también otra fuente importante de fluoruros a través de fertilizantes y pesticidas elaborados con compuestos de flúor.
La fluoración artificial del agua potable, que se realiza con fines preventivos de caries dental, se considera medioambientalmente segura2. Actualmente no es una práctica generalizada sino que se realiza sólo en algunos países, generalmente bajo fuertes polémicas sobre su seguridad y efectos sobre la salud a largo plazo.
Toxicidad
El fluoruro de hidrógeno (también llamado ácido fluorhídrico) es un gas cáustico que, inhalado, puede lesionar gravemente las vías respiratorias e irritar la piel y ojos; es además un potente fitocida. Algunos compuestos de flúor en el aire pueden contribuir a la formación de lluvia ácida.
Una exposición prolongada a fluoruros puede provocar fluorosis dental, tanto en el ser humano como en animales, provocando hipomaduración de la dentina y esmalte. También puede afectar a los huesos provocando la fluorosis esquelética. Los efectos tóxicos de los fluoruros se deben a diversos mecanismos siendo los principales la precipitación del calcio en forma de fluoruro cálcico y a la inactivación de numerosas enzimas, sobre todo aquellas que presentan centros metálicos en los que el flúor presenta alta reactividad. Como consecuencia de la precipitación del calcio se puede producir una hipocalcemia severa, una situación grave que puede llegar a dañar el corazón. La exposición prolongada, incluso a dosis bajas, puede provocar otros muchos efectos negativos sobre la salud que pueden afectar al cerebro, glándulas del sistema endocrino, riñón y fertilidad masculina3.
Debido a su toxicidad, las pastas dentales con fluoruros están indicadas sólo para uso tópico y tienen un límite máximo de iones fluoruro que en Europa está en 1500 ppm (partes por millón). Además, las presentaciones con más de 1000 ppm están indicadas sólo para adultos. En España, la concentración media máxima permitida de fluoruros en el aire es de 60 µg/m3 en media hora y de 20 µg/m3 en 24 horas; para el FH la concentración media máxima permitida en el aire es de 30 µg/m3 en media hora y de 10 µg/m3 en 24 horas. Por encima de estos valores se activarían protocolos de actuación para disminuir la concentración de fluoruros en el aire y prevenir los efectos tóxicos sobre la población1.