El síndrome de Weaver, también llamado síndrome de Weaver-Smith, es un síndrome de origen genético extremadamente raro caracterizado por alteraciones esqueléticas, algunas características faciales típicas y una discapacidad intelectual de moderada a severa.
Fue descrito por primera vez por David Weaver en 1974 y es muy parecido al síndrome de Sotos. Es uno de los síndromes más raros conocidos, apenas hay descritos 50 casos en la literatura médica y se estima una prevalencia inferior a 1/1 000 000, aunque no se tienen datos precisos.
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Síntomas y descripción
El síndrome de Weaver se suele catalogar como un trastorno de sobrecrecimiento. Su característica más típica es que los huesos crecen más de lo normal, tanto en velocidad como en tamaño.
El sobrecrecimiento óseo provoca una altura considerablemente superior a la media, pero acompañada también de un envejecimiento óseo prematuro.
Otras características habituales, aunque no siempre se dan todas, son macrocefalia con hueso occipital aplanado, ojos muy separados (hipertelorismo), pliegues epicánticos y estrabismo.
Las orejas pueden ser largas y bajas, y la mandíbula puede estar en retroceso (retrognatia o mandíbula corta). El tono de la voz puede ser bajo y la boca pequeña con surco nasolabial largo.
También puede aparecer un piel laxa, pelo fino, costillas cortas y extensión limitada de algunas articulaciones, entre ellas las articulaciones interfalángicas (camptodactilia), hombros y rodillas.
Es común retraso en el desarrollo de habilidades motoras como sentarse, mantenerse de pie o caminar, junto a una coordinación pobre.
También es típico un retraso en el desarrollo intelectual variable que puede llegar ser severo, problemas de comportamiento y afecciones de origen neurológico como retraso en el habla, hipotonía e hipertonía.
Causas
La causa del síndrome de Weaver es una mutación genética, siendo la más frecuentemente identificada la mutación del gen EZH2 (del inglés Enhancer of zeste homolog 2). Este gen, situado en el cromosoma 7, codifica para la enzima histona-lisina metiltransferasa EZH2.
La EZH2 reprime la transcripción genética y es clave en la regulación de la expresión genética. Forma el componente catalítco del PRC2 (Polycomb Repressive Complex 2) que cataliza la metilación de ADN y facilita la formación de heterocromatina, la conformación del ADN en la que no se puede realizar la transcripción.
La EZH2 también tiene un papel crítico en la diferenciación celular, lo que afecta, entre otros, al desarrollo embrionario, a la osteogénesis, miogénesis, limpogénesis y hematopoyesis.
En algunos casos se ha observado mutación en el gen NSD1, en el cromosoma 5. La función de este gen no se conoce muy bien pero también parece influir en la transcripción.
La mutación del gen NSD1 es la causa principal del síndrome de Sotos, con síntomas muy parecidos al síndrome de Weaver, pero es muy rara en otros síndromes de sobrecrecimiento2.
Patrón hereditario
El síndrome de Weaver tiene un patrón hereditario autosómico dominante, lo que quiere decir que la mutación de una de las dos copias del gen que hay en cada célula es suficiente para causar la enfermedad.
La mayoría de casos ocurren en personas sin antecedentes familiares, lo que indica que se debe a nuevas mutaciones durante la formación de los gametos o durante el desarrollo embrionario, y no a mutaciones heredadas, aunque los pacientes con síndrome de Weaver transmitirían la mutación al 100% de su descendencia.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico diferencial requiere pruebas genéticas para la detección de mutaciones en el gen EZH2, generalmente mediante amplificación por PCR.
El manejo de la enfermedad tiene un enfoque multidisciplinar que incluye, entre otros, neurología, pediatría, ortopedia, fisioterapia y terapia ocupacional. También suele ser recomendable logopedia.
No existe cura para el síndrome de Weaver pero con un manejo adecuado, los pacientes con síndrome de Weaver pueden tener una calidad de vida aceptable y esperanza de vida normal.