Un quiste o mioma uterino, también llamado fibroma uterino o fibromioma, es un crecimiento celular anormal en el tejido muscular del útero (miometrio). Se considera un tumor benigno no canceroso que afecta entre el 20 y el 40% de las mujeres en edad reproductiva (desde la pubertad hasta la menopausia).
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Los síntomas y características generales
Los miomas o quistes uterinos pueden aparecer en distintos niveles del miometrio. En base a esto, se pueden clasificar en miomas submucosos (en la parte interna del miometrio, hacia el endometrio), intramurales (en el miometrio) y subserosos (en la parte externa del miometrio fuera del útero, con o sin pedúnculo).
Por lo general son asintomáticos pero pueden provocar dolor pélvico, problemas de fertilidad o un sangrado menstrual abundante (hipermenorrea) o que dura más tiempo de lo normal. Debido a estos síntomas generales, muchos miomas uterinos no se detectan hasta que no se realiza una ecografía o examen pélvico por otro motivo o en revisiones rutinarias.
Los miomas submucosos son los que más frecuentemente causan sangrado abundante durante la menstruación o interperíodo y pueden causar problemas si la paciente está intentando quedarse embarazada. Los miomas subserosos, que crecen fuera del útero, pueden presionar la vejiga urinaria o el recto y causar problemas de incontinencia o estreñimiento según el caso. Los quistes uterinos subserosos también pueden provocar dolor en la parte baja de la espalda si crecen en la zona posterior del útero y presionan terminaciones nerviosas de la médula espinal.
Si el mioma es grande se pueden notar síntomas propios del tamaño del mioma como molestias e hinchazón en la zona del vientre.
Las causas
Las causas concretas que provocan el desarrollo de quistes uterinos no se conocen siendo los factores más importantes anomalías genéticas, fluctuaciones hormonales y antecedentes familiares (predisposición genética).
Diagnóstico
El diagnóstico de los miomas se puede realizar mediante examen manual por el ginecólogo aunque los métodos más precisos utilizan diagnóstico por imagen.
La ecografía abdominal o vaginal es el método de diagnóstico del mioma que mejor relación tiene entre resultados y coste. Las técnicas modernas de ecografía permiten detectar miomas pequeños a partir de 5 mm. Otras técnicas de diagnóstico por imagen utilizados son el TAC (Tomografía Axial Computerizada) o el RMN (Resonancia Magnética Nuclear). Estos últimos son bastante más caros y no ofrecen, para el caso de los miomas uterinos, ventajas destacadas frente a la ecografía, salvo excepciones.
También es frecuente el diagnóstico por histeroscopia, que consiste en la introducción de un aparato a través de la vagina que permite la visualización directa. Se puede llegar hasta el cérvix y el comienzo de las trompas de falopio, lo que es especialmente útil para determinar si un mioma es el causante de dificultades para quedarse embarazada.
Tratamiento
La mayoría de miomas uterinos no requieren tratamiento. Las pacientes en las que los síntomas no mejoran pueden recibir tratamiento para promover la disminución del fibroma así como para aliviar los síntomas.
Para aliviar los síntomas se requiere en primera elección a los AINEs (antiinflamatorios no estoriodeos) y a tratamientos hormonales, como los tratamientos hormonales anticonceptivos, que ayuden a controlar los síntomas relacionados con la menstruación. Ninguno de estos tratamientos disminuyen el tamaño del mioma. Los fármacos que mejor resultado han demostrado en la reducción del mioma son los agonistas androgénicos, como análogos de la Hormona Liberadora de Gonadotropina Hipofisiaria (GnRH) aunque sus efectos secundarios limitan mucho su uso1.
En casos severos o que no responden al tratamiento farmacológico el mejor tratamiento es la extirpación quirúrgica. La cirugía es a menudo el tratamiento de elección por ser el más eficaz y por existir técnicas con una mínima invasión. Se pueden usar instrumentos que se introducen a través de la vagina con una cámara en su extremo; se localiza el mioma y se congela con nitrógeno líquido, se destruyen mediante una corriente eléctrica o se inhibe el flujo sanguíneo en el mioma obligando al mioma su reducción (embolización). No en todos los casos se pueden utilizar estas técnicas quirúrgicas no invasivas.
El último recurso, utilizado en casos mucho más graves y que representa la solución permanente y definitiva, es la histerectomía, operación en la se retira el útero al completo.
Cuándo acudir al médico
Cualquier mujer que observe sangrado abundante anormal, sangrado por más de siete días u otros problemas menstruales deberían acudir a su médico o ginecólogo para que puedan estudiar el caso y determinar si existen miomas o quistes uterinos. También deben ser evaluados los casos en los que se experimenta dolor pélvico, problemas de vejiga o problemas intestinales sin que exista una causa aparente que los explique.