La embolia y la trombosis son afecciones del sistema circulatorio que provocan reducción o bloqueo del flujo sanguíneo, por lo que su definición, síntomas y consecuencias muchas veces se superponen y hace que sean términos confusos incluso para los profesionales sanitarios.
A continuación veremos en qué consiste exactamente la embolia y la trombosis y en qué se diferencian.
Índice de contenido
Trombosis
La trombosis es la reducción del flujo sanguíneo por la formación de un coágulo en el interior de un vaso sanguíneo. El trombo crece adherido a la pared vascular y a medida que crece va reduciendo el flujo de sangre a través del vaso.
La reducción del flujo sanguíneo se produce en el lugar de formación del trombo.
El coágulo que produce trombosis se puede formar por causas muy diversas, pero la aterosclerosis es la más frecuente.
Otras causas son el aumento de la coagulación sanguínea asociada a varias enfermedades y alteraciones de los vasos sanguíneos que desencadenen la cascada de la coagulación, por ejemplo roturas y fisuras en la pared vascular.
Embolia
La embolia, por su parte, es el bloqueo del flujo sanguíneo por cualquier cuerpo, llamado émbolo, que se desplaza hasta que encuentra un vaso de bajo calibre y lo tapona.
La obstrucción no se da in situ como en la trombosis, sino a distancia. El émbolo viaja por el torrente circulatorio hasta que encuentra un vaso por el que no pueda pasar.
Los émbolos pueden ser de diversa naturaleza, incluyendo coágulos que se desprendan de una trombosis. Es decir, la trombosis reduce el flujo de sangre en un vaso, y si se desprende un fragmento forma un émbolo que puede provocar una embolia.
Las embolias pueden tener su causas en otros tipos de materiales, no solo en coágulos sanguíneos, por ejemplo en glóbulos grasos, burbujas de aire o gas y cualquier otro tipo de cuerpo extraño que entre en la circulación sanguínea.
El vaso sanguíneo obstruido puede ser un vaso sano, a diferencia de la trombosis que se desarrolla en vasos sanguíneos alterados.
Principales diferencias
Como se ha mencionado, las diferencias clave entre una embolia y una trombosis son:
- La trombosis se produce por un coágulo sanguíneo adherido a la pared vascular alterada. La embolia por un émbolo, que puede ser un coágulo u otro material.
- La trombosis se produce in situ, la embolia se produce a distancia (el émbolo viaja por el torrente circulatorio hasta que queda taponado).
- La trombosis afecta a un vaso sanguíneo alterado, la embolia se puede dar en un vaso sanguíneo sano.
- Ambos reducen o bloquean el flujo sanguíneo y pueden producir síntomas parecidos.
Síntomas comunes
La embolia y la trombosis comparten muchos síntomas y el riesgo para la salud depende fundamentalmente de los vasos sanguíneos que se vean afectados, su localización y el grado de bloqueo del flujo sanguíneo, siendo las venas profundas de extremidades inferiores, grandes arterias, arterias cerebrales, vasos sanguíneos pulmonares y arterias coronarias los que presentan un mayor riesgo para la vida del paciente.
Los pequeños trombos y embolias no suelen llegar a bloquear el paso de sangre de forma significativa, hasta el punto de que aproximadamente el 50% de los casos de trombosis venosa profunda, una de las más peligrosas, no desarrollan síntomas. Pero obstrucciones mayores pueden privar de nutrientes y oxígeno a tejido sano provocando su inflamación y eventualmente la muerte tisular por necrosis.
Trombosis venosa y arterial
Las venas son los vasos sanguíneos responsables de llevar la sangre de vuelta al corazón para su recirculación. Cuando una vena principal ve su flujo reducido por una trombosis la sangre por detrás de la obstrucción se va acumulando y sufre extravasación produciendo edemas, hinchazón e inflamación.
Aunque la trombosis venosa puede ocurrir en cualquier lugar, la trombosis de venas profundas en las extremidades inferiores son las más habituales. La trombosis en venas superficiales o en venas pequeñas no suelen generar grandes complicaciones.
Por su parte, las arterias son los vasos sanguíneos que llevan la sangre desde el corazón a los diferentes órganos y tejidos. La trombosis y embolias arteriales están asociadas con frecuencia a las placas de ateroma que van creciendo, reduciendo la luz del vaso y aumentando la presión sobre la pared vascular. Si la presión llega a ser suficiente, puede romper la placa y hacerse inestable.
En esta situación, el sistema inmune sobrerreacciona y comienza la formación de un gran coágulo que dificulta el flujo sanguíneo y puede llegar a poner peligro la vida al provocar infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares. Los síntomas de trombosis arterial que avisan de esta situación de emergencia suelen incluir dolor en el pecho que no remite con medicación y que puede aparecer de forma repentina, respiración acortada, sudoración, náuseas, pérdida de fuerza muscular y parálisis facial en un lado.
Embolia pulmonar
La embolia pulmonar se produce cuando un émbolo bloquea el flujo sanguíneo hacia los pulmones y está frecuentemente asociada con trombosis venosa profunda. Un fragmento del coágulo formado en las venas se desprende y viaja por el torrente circulatorio, pasando por el corazón, hasta llegar a las arterias pulmonares.
La embolia pulmonar puede ser muy peligrosa y desarrollarse muy rápido: la muerte repentina es el primer síntoma detectado en aproximadamente el 25% de las embolias pulmonares. Los síntomas más habituales que avisan de una embolia pulmonar incluyen dificultad para respirar, respiración acelerada, aumento del ritmo cardíaco, mareo y aturdimiento, dolor en el tórax que se intensifica al inhalar y tos con sangre.