
Se puede decir, sin miedo a equivocarse, que los humanos utilizamos principalmente tres posturas para defecar: cuclillas, semi-cuclillas y sentado. La más utilizada en cada país depende de factores culturales pero, sobre todo, del diseño de los retretes. El inodoro con cisterna más común en los países occidentales, inventado en 1591 por Sir John Harington, cuenta con un diseño pensado para defecar sentado, una postura alejada de la mejor desde una perspectiva fisiológica.
En otros países, por el contrario, el diseño del retrete obliga a defecar en cuclillas, una postura que facilita la evacuación y mejora el tránsito intestinal, lo que supone importantes beneficios para la salud. Por ejemplo, mejora y previene las hemorroides y ayuda a que se desarrolle una flora intestinal saludable.
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La posición natural para defecar: en cuclillas
El ano cuenta con dos esfínteres, el externo y el interno. Ambos son anatómicamente diferentes pero sus fibras musculares están en contacto. El esfínter interno no es controlado voluntariamente, sino que es controlado por el sistema nervioso autónomo y responde antes estímulos de presión. Cuándo las heces acumuladas presionan sobre el esfínter, este se relaja y se abre.
Entonces, el esfínter externo es también estimulado y es cuándo sentimos necesidad de defecar. Pero el esfínter externo se puede controlar de forma voluntaria. Así, se puede controlar la defecación, hasta cierto punto, mediante la contracción y relajación del esfínter anal externo.
Para ayudar a mantener la continencia, el organismo cuenta además con una curvatura entre el recto y el ano, conocida como ángulo colorectal. Estando de pie, esta curvatura tiene un ángulo aproximadamente de 90º y el final del recto se eleva para mantener las heces en su interior. Al adoptar la posición de cuclillas, el ángulo se hace prácticamente cero y el recto y el ano se sitúan en línea recta. Estando sentado se mantiene un ángulo en torno a los 30 – 40º.
De esta forma, al defecar en cuclillas la evacuación es más fácil, así como la relajación de los esfínteres anales al aumentar la presión sobre ellos. Todo esto se traduciría en un vaciado intestinal más completo y con menos esfuerzo.

Efectos sobre la salud
Uno de los beneficios para la salud más destacados de defecar en la posición correcta es la mejora y prevención de las hemorroides. La causa principal de hemorroides es el esfuerzo durante la defecación y el aumento de la presión abdominal. Esta presión dificulta el retorno venoso en las venas del ano y del recto y provoca su inflamación. Así se forman las hemorroides, un tipo de varices, que provocan dolor y escozor, a veces acompañado de sangrado.
Estando en cuclillas, el esfuerzo para defecar es menor debido a la disminución del ángulo anorectal y se ejerce menos presión abdominal, lo que ayuda a mejorar las varices y a prevenir su aparición.
Facilitar la evacuación también previene el estreñimiento y ayuda a mantener una flora intestinal sana. Además, el estreñimiento padecido de forma crónica está relacionado con una mayor incidencia y prevalencia de cáncer colorectal. Aunque no hay estudios que demuestren que defecar en cuclillas pueda prevenir el cáncer, es una hipótesis a tener en cuenta.