
Sudar es el mecanismo natural del organismo para refrigerarse y poder bajar la temperatura corporal. Aunque muchas veces se suele sentir justamente lo contrario.
En días especialmente calurosos, puede que al sudar tengamos la sensación de más calor que sin sudar, pero esta sensación no se acompaña con la realidad, si no sudásemos no seríamos capaces de soportar ni siquiera el propio calor que produce nuestro cuerpo al realizar sus funciones normales.
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Función del sudor
La temperatura normal de nuestro cuerpo está en torno a 37 ºC. Sin el sudor, no podríamos tolerar ni siquiera el calor que se produce al quemar las calorías ingeridas con la comida.
Cuando la temperatura corporal supera este nivel, se desencadena un proceso en nuestro cerebro para poner en marcha los mecanismos naturales de refrigeración, y de estos mecanismos la sudoración, también llamada transpiración o perspiración, es el más importante.
En el otro lado, la producción de calor por los músculos y por el tejido adiposo marrón son los principales mecanismos para calentar el cuerpo si su temperatura está por debajo de lo normal.
Composición y producción de sudor
Las glándulas sudoríparas son glándulas tubulares largas y enrolladas situadas en la dermis. Tienen largos tubos que se abren a los poros de la piel por dónde excretan el sudor. Este sudor se forma por extravasación de líquido desde los vasos sanguíneos de la piel.
Existen aproximadamente 2 millones de glándulas sudoríparas en el cuerpo humano. Puede que no nos demos cuenta pero sudamos incluso en días fríos y en reposo, sin realizar movimientos que requiera un especial esfuerzo, el objetivo es la regulación térmica.
El cuerpo está compuesto de agua en 2 terceras partes, aproximadamente el 65% del cuerpo de un adulto es agua (75% al nacer). Con procesos como la sudoración, la transpiración y la micción se pierde gran cantidad de agua cada día y por eso es tan importante hidratarse correctamente a diario bebiendo agua.
Las glándulas sudoríparas se pueden dividir en dos grandes grupos: las ecrinas y las apocrinas.
- Glándulas sudoríparas ecrinas: son las más comunes y se pueden encontrar en todo el cuerpo, incluyendo el cuero cabelludo, palmas de las manos o plantas de los pies. Tienen un conducto excretor que desemboca directamente en la superficie de la piel.
- Glándulas sudoríparas apocrinas: estas se asocian a los folículos pilosebáceos saliendo el sudor junto con el sebo producido en las glándulas sebáceas. Se encuentran en axilas, perineo, pubis y conducto auditivo externo.
El sudor está compuesto de varios elementos, principalmente agua y sodio. La concentración de sodio en el sudor puede variar en función de varios factores.
En períodos de poca producción de sudor, como en días fríos mientras descansamos, la concentración de sodio es menor. Cuándo se producen grandes cantidades de sudor, como en ambientes muy calurosos o cuándo se está realizando ejercicio físico intenso, la concentración de sodio puede ser hasta un 20% superior.
El sudor producido por las glándulas apocrinas, al estar asociadas a glándulas sebáceas, contiene ácidos grasos y proteínas que le dan una consistencia más densa y a veces también un color ligeramente amarillento.
Este tipo de sudor, junto al uso de antitranspirantes, es el principal responsable de las manchas en la ropa cuando sudamos.
El sudor no tiene un olor especial pero cuando las bacterias de la piel descomponen la grasa y proteínas que lleva el sudor de glándulas apocrinas, pueden aparecer sustancias de olor desagradable.
En definitiva, sudamos para disipar el calor que produce nuestro cuerpo y que su temperatura se mantenga dentro de un rango óptimo para su funcionamiento.