Un osteofito es un crecimiento o depósito óseo que se forma en los márgenes de los espacios articulares, generalmente en el interior de la cápsula articular.
Los osteofitos son, por tanto, un tipo de exostosis (crecimiento de hueso en la superficie del hueso normal) y también un tipo de hiperostosis (crecimiento excesivo y anormal de tejido óseo).
Los osteofitos también se conocen como espolones óseos, aunque los espolones óseos incluyen otras formas de exostosis, por ejemplo los entesofitos (crecimiento de hueso en el lugar de anclaje de las fibras de Sharpey).
Los osteofitos suelen crecer lentamente y durante mucho tiempo no producen síntomas.
A menudo crecen en articulaciones que muestran algún signo de degeneración y se asocian con el tipo de artritis más común, la osteoartritis. Aunque la artritis se produce por degradación del cartílago articular, también hay remodelación del hueso subcondral, y esto es lo que conduce a la formación de espolones u osteofitos.
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Formación de osteofitos
Los espolones óseos se suelen formar en respuesta a alguna anormalidad en la articulación, como cambios asociados al envejecimiento, a procesos degenerativos, a enfermedades o a daños mecánicos en la articulación.
A medida que el cartílago protector se va deteriorando y el hueso va quedando cada vez más expuesto, se va desarrollando una respuesta inflamatoria que va produciendo cambios en las estructuras alrededor de las articulaciones.
Los ligamentos se van engrosando y se van formando depósitos de calcio que darán origen a crecimiento de nuevo hueso. Este hueso nuevo es el que se conoce como osteofito o espolón óseo.
En este sentido, los espolones óseos se pueden considerar como un intento del organismo para aumentar la superficie de la articulación y que las fuerzas e impactos sobre ella se distribuyan mejor. Sin embargo, el efecto suele ser el contrario, disminuyendo la movilidad articular y presionando nervios y otros tejidos de soporte de esa articulación.
Los espolones óseos también se pueden formar en enfermedades no inflamatorias, por ejemplo en la hiperostosis esquelética idiopática difusa. Hasta el 80% de los pacientes diagnosticados de esta enfermedad sufren dolor y rigidez en la espalda por la formación de osteofitos a lo largo de la columna vertebral.
Factores de riesgo
Como se ha descrito anteriormente, la formación de osteofitos se asocia con procesos de degeneración articular, y como en ellos, existen ciertos factores que aumentan el riesgo de padecerlos:
- Edad y envejecimiento
- Degeneración discal
- Degeneración articular
- Lesiones articulares de diversa índole (deportiva, traumatismos)
- Mala higiene postural
- Factores genéticos
- Trastornos esqueléticos congénitos
Síntomas
En muchos casos y durante bastante tiempo, los espolones óseos pueden no causar ningún síntoma aparente, ni dolor ni ningún otro problema, incluso puede que los síntomas no sean por el espolón en sí mismo sino por la causa subyacente (artritis, degeneración ósea, enfermedad, etc).
La formación de osteofitos en las articulaciones de los dedos (llamados nodos de Heberden) no solo causan la inflamación típicamente asociada a la artritis, sino que también limitan la destreza en los movimientos de los dedos.
Los espolones óseos que se forman a lo largo de la columna vertebral pueden comprimir nervios y resultar en una radiculopatía. En estos casos, uno de los principales síntomas es dolor en diferentes partes del cuerpo según los haces nerviosos afectados, junto a sensación de entumecimiento, hormigueo y pinchazos en las extremidades.
Estos espolones de la columna suelen ser un signo común en artritis degenerativa (osteoartritis).
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de osteofitos se puede realizar a simple vista en un examen físico en ciertas articulaciones, como en la articulación proximal interfalángica, en la articulación distal interfalángica o en la primera articulación carpometacarpiana.
En otras articulaciones la presencia de espolones óseos debe confirmarse mediante pruebas de imagen, como rayos X, resonancia magnética o tomografía computerizada.
Si se realizaran pruebas de rayos X en personas sobre los 50 años de forma aleatoria, la mayoría presentarían alguna evidencia de formación de osteofitos, aunque también la mayoría no presentarían síntoma alguno.
Como se viene comentando, la mayoría de espolones óseos no son problemáticos en sí mismos y no suelen requerir un tratamiento especial, pero pueden ser indicativos de un problema subyacente que si necesite tratamiento.
En caso de dolor es habitual el uso de AINEs (anti-inflamatorios no esteroideos) junto a otros tipos de analgésicos y antiinflamatorios, como los corticoides, tanto orales como en inyecciones e infiltraciones.
Solo en algunos casos puede ser recomendable una intervención quirúrgica para eliminar el espolón, principalmente si impacta seriamente en las capacidades de la persona para realizar su vida cotidiana.
No obstante, los espolones eliminados quirúrgicamente volverán a crecer si la causa subyacente no se resuelve. Hay que tener en cuenta que algunas enfermedades que comúnmente cursan con osteofitos no tienen cura, como la osteoartritis.