El manganismo es el cuadro clínico que produce los efectos tóxicos derivados de una exposición crónica a niveles excesivos de manganeso (Mn), un elemento metálico que se puede encontrar en la naturaleza formando parte de numerosos minerales y cuyas aleaciones con otros metales son muy utilizadas a nivel industrial, principalmente en los aceros inoxidables.
El manganismo fue descrito por primera ver en 1837 por James Couper en trabajadores de Escocia expuestos a óxido de manganeso que habían desarrollado trastornos al caminar, temblores, pérdida de expresión facial y otros síntomas motores similares a los del Parkinson.
Aunque la causa más frecuentes de manganismo es la exposición laboral, principalmente en la industria metalúrgica, también se puede producir por exposición a través de otras vías. Por ejemplo, la metcatinona puede preparase a partir de efedrina y permanganato potásico; los drogadictos que la consumen desarrollan manganismo y es habitual en Europa del Este y países balcánicos.
También se dan casos de manganismo por contaminación ambiental y por uso de determinados compuestos como el MMT (Metilciclopentadienil manganeso tricarbonil), que se utiliza como aditivo para carburantes, o Maneb (manganeso etilen-bis-ditiocarbamato), que se utiliza como pesticida contra hongos.
Síntomas
El manganeso pueden catalizar reacciones Fenton y tiene un potente efecto prooxidante que va dañando el tejido neuronal y deteriorando la función del sistema del nervioso. También afecta al metabolismo de otros metales, como zinc, aluminio y cobre, pero sobre del hierro, cuya interacción parece ser la principal causa de los efectos neurotóxicos del manganeso que desencadenan diversos síntomas motores y psiquiátricos.
Los rangos de concentraciones tóxicas pueden variar notablemente en función de muchos factores pero, en términos generales, se estima que niveles de manganeso en el aire superiores a 5 mcg/m3 pueden ser suficientes para que comiencen a aparecer síntomas.
En los estados iniciales, los primeros síntomas neurológicos en aparecer consisten en velocidad de respuesta disminuida y cambios de humor repentinos generalmente junto a comportamientos compulsivos. En exposiciones prolongadas aparecen temblores y se desarrolla un cuadro muy parecido a los síntomas del Parkinson. También comparte muchos síntomas con la esclerosis múltiple y la esclerosis amiotrófica lateral (ELA).