La temperatura corporal es controlada por el hipotálamo. Las neuronas del hipotálamo anterior y del hipotálamo posterior reciben información sobre la temperatura desde dos fuentes: receptores térmicos periféricos, localizados principalmente en la piel, y receptores térmicos en la circulación sanguínea del propio hipotálamo.
La información proveniente de las dos fuentes son integradas en el centro termorregulador y se elabora una respuesta acorde para mantener la temperatura corporal dentro de su rango normal, entre los 36.5 y los 37 ºC aproximadamente, con ligeras variaciones en diferentes momentos del día de hasta 0.5 – 1 ºC.
En un ambiente neutro, la actividad metabólica del cuerpo humano produce más calor del necesario para mantener la temperatura corporal, y el hipotálamo es el órgano responsable de hacer un balance entre el calor producido y su disipación a través de la piel y la ventilación pulmonar.
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Fiebre y febrícula
Fiebre y febrícula son dos términos estrechamente relacionados que se refieren a un aumento de la temperatura corporal por encima de las variaciones diarias normales que se produce por aumento del punto de referencia (set-point) de la temperatura corporal en el hipotálamo. La fiebre se produce por un aumento en el termostato del centro termorregulador del hipotálamo.
En la mayoría de los casos, la fiebre es una respuesta normal de nuestro organismo ante determinados estados patológicos. Por ejemplo, la fiebre es una respuesta normal ante infecciones microbianas y puede ayuda a luchar contra ellas.
El término médico más exacto para la fiebre es pirexia y se suele aceptar que hay fiebre a partir de estos valores:
- Temperatura rectal por encima de 37.5 – 38.3 ºC
- Temperatura oral por encima de 37.7 ºC
- Temperatura axilar o temperatura auditiva por encima de 37.2 ºC
El término febrícula se suele utilizar para referirse a las primeras décimas de fiebre, por ejemplo para temperaturas axilares entre 37.2 y 38 ºC, aunque no es un término médico con una definición exacta. Para referirse a fiebres muy altas, por encima de 40.5 o 41 ºC, se puede utilizar el término hiperpirexia, que no se debe confundir con hipertermia.
Algunas sustancias, llamadas pirógenos, pueden producir fiebre al actuar sobre el centro termorregulador del hipotálamo y aumentar la temperatura de referencia produciendo la consiguiente respuesta febril.
Hipertermia
La hipertermia es también un aumento de la temperatura corporal por encima de lo normal pero, a diferencia de la fiebre y la febrícula, la hipertermia no responde a una respuesta del hipotálamo sino a la incapacidad de disipar el calor que produce el cuerpo de forma efectiva, lo que suele deberse a factores ambientales, por ejemplo en insolaciones o golpes de calor.
Es decir, la hipertermia se caracteriza por una temperatura corporal aumentada pero no es un estado febril. En la hipertermia el cuerpo produce demasiado calor, o lo absorbe del ambiente, y no lo puede disipar de forma efectiva pero sin que el centro termorregulador del hipotálamo se vea afectado.
También pueden producir hipertermia enfermedades como el síndrome serotoninérgico, síndrome maligno neuroléptico, hipertermia maligna o el consumo de algunas sustancias como fármacos y drogas estimulantes. Estas sustancias no se considerarían pirógenos ya que no actúan sobre el hipotálamo y, por tanto, no producirían fiebre sino hipertermia.
Referencias
- Charles A. Dinarello y Reuven Porat. Chapter 16: Fever and Hyperthermia. En Harrison’s Principles of Internal Medicine, 18ª edición.