Los cordones esplénicos, también conocidos como cordones de Billroth o cordones de la pulpa roja, son unas estructuras que se encuentran entre los capilares sinusoides de la pulpa roja del bazo.
Fueron descubiertos por el cirujano austríaco Theodor Billroth y tienen un papel muy importante en la función del bazo, en concreto en la eliminación de los eritrocitos y plaqueta viejas o defectuosas (hemocateresis esplénica).
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Estructura de los cordones de Billroth
Los cordones de Billroth están formados por tejido conectivo con gran cantidad de fibras reticulares compuestas por colágeno, fibras elásticas, microfibrillas y fibras nerviosas adrenérgicas desmielinizadas.
En los cordones esplénicos aparecen una gran cantidad de monocitos y macrófagos, de hecho, aquí están aproximadamente la mitad de todos los monocitos que hay el cuerpo humano.
Otro tipo de células presentes en los cordones esplénicos son las células reticulares, que son un tipo de miofibroblastos responsables de la formación de las fibras reticulares. También parecen estar involucradas en la contracción del bazo.
También es frecuente la presencia de linfocitos, granulocitos, eritrocitos y células plasmáticas extravasadas.
Los cordones esplénicos se sitúan entre los capilares sinusoides de la pulpa roja del bazo, por lo que se suelen describir como tejido linfático intersinusoidal.
Los capilares sinusoides o discontinuos son los capilares en los que se realiza el mayor intercambio de sustancias y células entre la circulación y los tejidos, en este caso con el bazo.
De esta forma, los cordones de Billroth se comportan como una red de tejido conectivo que mantiene la red de capilares sinusoides del bazo.
Funciones de los cordones esplénicos
La estructura de los cordones esplénicos que hemos visto antes, situados entre los capilares sinusoides, es muy importante en su función que se puede describir como una función de filtrado de la sangre y sus componentes.
La principal función de los cordones de Billroth es la hemocateresis esplénica, esto es, la destrucción y reciclaje de eritrocitos viejos o dañados.
Los eritrocitos salen por los capilares sinusoides y pasan a través de los cordones esplénicos. Para poder pasar, los eritrocitos tienen que ser suficientemente flexibles para deformarse y adaptarse al espacio disponible.
Cuando los eritrocitos están viejos o dañados no consiguen pasar y son destruidos por los macrófagos de los cordones de Billroth. La hemoglobina, hierro y demás componentes de los eritrocitos destruidos son reciclados.
También se destruyen y reciclan las plaquetas viejas o dañadas, así como cualquier otro material detectado como extraño que llegue a través de la sangre.
Cuando el bazo se extirpa o pierde su función por algún motivo, la hemocateresis es realizada en el hígado.
Relacionado con el reciclado de eritrocitos, el bazo actúa como un reservorio muy importante de hierro, aunque su función no es estrictamente de almacenamiento.
En algunas enfermedades los eritrocitos pierden flexibilidad o adoptan formas defectuosas que les impiden atravesar los cordones de Billroth y se produce hemólisis extravascular. Esto ocurre, por ejemplo, en la esferocitosis hereditaria.