
Los estrógenos son hormonas sexuales de tipo esteroideo (derivadas del colesterol) producidas en los ovarios, en la placenta durante el embarazo y, en menor medida, en las glándulas suprarrenales. Son la estrona, el estradiol y el estriol. Junto con la progesterona, forman el grupo de las conocidas como hormonas sexuales femeninas, aunque el hombre también sintetiza estrógenos en bajas cantidades.
Los estrógenos son muy importantes en el desarrollo del sistema reproductor femenino e interviene en el desarrollo fetal. También interviene en la menstruación y en diversos procesos metabólicos como el metabolismo óseo o los niveles de colesterol.
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Estrógenos en los alimentos
Los alimentos estrogénicos son alimentos que contienen estrógenos o análogos estrogénicos. Los estrógenos sólo son sintetizados por animales y por tanto sólo puede haber estrógenos en alimentos de origen animal. Los vegetales contienen fitoestrógenos, unas moléculas diferentes pero similares a los estrógenos y que pueden presentar acción estrogénica (agonistas) o antiestrogénica (antagonistas).
En los alimentos de origen animal los niveles de estrógenos son naturalmente bajos pero los animales de explotaciones ganaderas intensivas son tratados con estrógenos para promover su crecimiento. La mayoría son de origen sintético (acetato de melengestrol, zeranol, etc) y pueden elevar la concentración de estrógenos en la carne, productos lácteos y derivados.
Los fitoestrógenos vegetales más comunes son las isoflavonas, los lignanos y los cumestanos. La acción de los fitoestrógenos es diferente a la acción de los estrógenos. Además de tener un efecto mucho más débil, los fitoestrógenos pueden tener acción antiestrogénica y un mismo fitoestrógeno puede tener acción estrogénica en unos tejidos y antiestrogénica en otros.
La soja es uno de los vegetales con mayor contenido en isoflavonas pero también está presente en altas cantidades en otras leguminosas y en gramíneas. El lino es el alimento que mayor cantidad de lignanos contiene y es el vegetal con mayor contenido en fitoestrógenos, incluso más isoflavonas que la soja. Los cumestanos son los fitoestrógenos menos abundantes y se pueden encontrar en altas cantidades en legumbres y en alfafa, ambos ricos en cumestrol.
Estrógenos en la dieta y salud
Tanto el déficit como el exceso de estrógenos se ha relacionado con importantes problemas de salud, principalmente con cáncer de próstata, de mama y de útero, y con la osteoporosis y salud ósea en la mujer postmenopáusica.
Existe una gran controversia en torno a los efectos de los estrógenos que contienen los productos animales, tanto los naturales como los sintéticos con los que se trata al ganado. Tal es así que, por ejemplo, el zeranol está aprobado en Estados Unidos para el ganado en general, en Canadá solo se permite en ganado bovino y en Europa está prohibido2 por sus posibles efectos sobre el cáncer de mama3.
Los fitoestrógenos tampoco están exentos de polémica, principalmente debido a su acción dual estrogénica y antiestrogénica que además puede presentar un mismo fitoestrógeno en distintos tejidos.
La actividad estrogénica se relaciona con un efecto protector frente a la osteoporosis, regulación de los niveles de colesterol y disminución de los síntomas de la menopausia. Por este motivo es muy común el uso de suplementos alimenticios de isoflavonas como alternativa a la terapia hormonal sustitutiva durante la menopausia.
Por su parte, la actividad antiestrogéncia se relaciona con un menor riesgo de cáncer de mama, de útero y de próstata, destacando las isoflavonas y el resveratrol, aunque no hay conceso sobre si los fitoestrógenos en la dieta aumentan o disminuyen el riesgo de cáncer, especialmente de tumores estrogenodependientes. Mientras la mayoría de estudios epidemiológicas concluyen con efectos positivos, muchos ensayos de laboratorio concluyen con efectos negativos.
No obstante, los alimentos naturales con fitoestrógenos, dentro de una dieta equilibrada, son considerados seguros. Así los considera el National Cancer Institute de Estados Unidos, que incluso aconseja su consumo moderado por los efectos beneficiosos sobre la salud, aunque desaconseja el consumo de productos procesados, como la soja texturizada, que pueden contener mayor concentración de fitoestrógenos que los productos naturales.