El ser humano es un animal difiodonto, como la inmensa mayoría de mamíferos, ya que desarrollamos dos conjuntos de piezas dentales completos a lo largo de nuestro vida.
El primer conjunto dental se conoce como dientes primarios, «de leche» o dentición decidua (del latín deciduus, que significa caída). El segundo conjunto dental es la dentición secundaria o permanente.
El reemplazo de la dentición primaria por la permanente es gradual, pieza a pieza, a lo largo de la etapa infantil. Los dientes de leche comienzan a caerse entre los 5 y los 7 años de edad, los primeros en caerse son las paletas o dientes incisivos frontales y los últimos son los molares, que se caen entre los 10 y 12 años.
La salida o erupción de los dientes permanentes se prolonga hasta los 12-13 años si no se tienen en cuentan las muelas del juicio. Las muelas del juicio, o tercer molar, suelen salir en la etapa adulta, entre los 17 y 21 años, pero es muy habitual que salgan más tarde o, incluso, que no lleguen a salir.
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¿En qué orden se caen?
Los dientes de leche permanecen anclados en su alvéolo dentario hasta que las piezas dentales permanentes comienzan a crecer por debajo. A medida que van creciendo, van empujando a los dientes de leche hasta que son expulsados del alvéolo y caen.
En algunos niños puede adelantarse y empezar a caerse a los 4 años, en otros puede retrasarse hasta los 7 u 8, pero en general, cuanto antes salieron antes comenzarán a caerse.
De todas formas, más que la edad a la que se caen, es más importante el orden en el que se caen. Lo más habitual es que se caigan en el orden en el que salen:
- Incisivos centrales, primero los dos de abajo y luego los dos de arriba.
- Incisivos laterales
- Primeros molares
- Caninos
- Segundos molares
La higiene bucodental es un hábito muy importante durante toda la vida, pero especialmente una vez que la dentición permanente comienza a salir, por motivos obvios: estas piezas dentales son las últimas que nos crecerán de forma natural.
Por este motivo es recomendable que los padres o educadores refuercen en el niño el cepillado diario, el uso del hilo dental y que vigilen el consumo de productos altamente cariogénicos, sobre todo los de alto contenido en azúcar. A partir de esta etapa, también es recomendable visitar al odontólogo de forma periódica.
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Posibles complicaciones
La caída de los dientes de leche y su reemplazo por la dentición permanente suele ser un proceso gradual sin complicaciones ni problemas, pero se pueden presentar algunos. Entre los más frecuentes están los dientes apiñados, tanto por pérdida prematura como por pérdida tardía de los dientes de leche.
Los dientes de leche preservan el espacio para los dientes permanentes hasta que salen. Si los dientes de leche se caen muy pronto, el espacio se puede perder y causar que varias piezas permanentes se apiñen en el mismo alvéolo dentario.
La caída prematura se debe frecuentemente a traumatismos y a caries. En estos casos se debe consultar con un ortodoncista para que evalúe el uso de ortodoncia para preservar el espacio del diente de leche perdido y evitar los problemas que pueda causar, en especial si se pierden a los 4 años o antes.
De forma similar, si los dientes de leche se caen muy tarde, puede obligar a las piezas dentales permanentes a crecer torcidas y apiñarse. Si a los 8 años aproximadamente no se caído ningún diente de leche se debería consultar con el odontólogo.
Muchas veces, los dientes de leche no se caen porque faltan piezas dentales permanentes. En ausencia de dientes que crezcan y empujen al diente de leche, este puede permanecer el resto de la vida hasta que eventualmente se pierda por otras causas.